La desaparición de Lucas Campaña, un niño de 11 años extraviado durante tres días en el cerro Puñay, en Chimborazo, conmocionó a todo el Ecuador.
El largo operativo de búsqueda, ejecutado en condiciones extremas, terminó convirtiéndose en una historia que el país jamás olvidará: la del rescate milagroso del menor y la inesperada presencia de Jachi, el perro que se convirtió en su guardián durante la travesía.

Jachi, el perro que se convirtió en su protector
Pero el rescate también reveló un detalle que tocó profundamente a todo el país.
Lucas confesó que no estuvo completamente solo: desde el primer día, un perrito apareció a su lado y permaneció junto a él.
Ese animal lo acompañó mientras caminaba desorientado, durmió a su lado dándole calor en las frías noches de montaña y se quedó con él cuando la fractura le impidió seguir avanzando.

Los comuneros identificaron al perro como Jachi, un can muy conocido en la comunidad de Santa Rosa, acostumbrado a merodear por el cerro.
Su tutora confirmó que estuvo ausente de casa los mismos días que Lucas permaneció perdido.
Aunque algunos habitantes creen que pudo ser otro perro de apariencia similar, todos coinciden en lo mismo: la compañía del can fue crucial para la supervivencia del niño.
La frase “Jachi, el ángel de 4 patas que cuidó a Lucas” se viralizó rápidamente en redes sociales, convirtiéndose en símbolo de esperanza y gratitud.

Una desaparición que paralizó a la comunidad
Lucas y su familia habían viajado desde Quito hasta el cantón Chunchi para participar en una actividad espiritual.
Durante una oración colectiva realizada la tarde del 9 de noviembre de 2025, el niño se alejó unos metros del grupo y desapareció entre los matorrales del cerro.
La angustia se apoderó de sus familiares al no encontrarlo. De inmediato, se activaron brigadas de búsqueda integradas por Bomberos, Policía Nacional y más de 50 comuneros, quienes recorrieron pendientes peligrosas, quebradas, zonas rocosas y bosques densos.

El frío nocturno y la compleja geografía aumentaban las dificultades del operativo.
Las alarmas se intensificaron cuando los rescatistas encontraron algunas prendas de Lucas, evidencia clave que confirmaba que había logrado avanzar, aunque en condiciones cada vez más críticas.
El hallazgo milagroso: “¿Estoy vivo? ¡Gracias!”
En la mañana del tercer día, un grupo de comuneros ingresó a una zona boscosa y complicada, donde descubrieron una especie de cueva natural formada entre rocas y raíces. Allí, recostado, cubierto con una camisa y consciente, estaba Lucas.
Al ver a los rescatistas, pronunció una frase que conmovió incluso a los más experimentados:“¿Estoy vivo? ¡Gracias!”
El menor presentaba deshidratación, raspones, heridas y una fractura en el pie producto de múltiples caídas.
Fue estabilizado y trasladado al Hospital Pediátrico Baca Ortiz en Quito, donde continúa bajo observación.
Una historia que une a todo el Ecuador
El reencuentro con su familia, el apoyo de los rescatistas y la increíble presencia de un héroe de cuatro patas han transformado este caso en un relato lleno de fe y solidaridad.
Chunchi celebra el desenlace feliz, mientras el país reconoce la fuerza, valentía y espíritu de supervivencia de Lucas.
Y aunque aún quedan días de recuperación, su historia y la de Jachi ya forman parte de una de las páginas más emotivas que ha vivido el Ecuador en los últimos años.

