“Los disparos, yo no entiendo cómo no me mataron”. Con esas palabras, el reconocido sacerdote colombiano padre Chucho relató el dramático momento en el que fue víctima de un ataque armado mientras se dirigía hacia Quevedo, en la provincia de Los Ríos.
Según su testimonio, el hecho ocurrió la noche del 28 de octubre, cuando viajaba con varias personas hacia una iglesia donde tenía previsto predicar.
“Llevábamos dos horas y media de recorrido y de pronto una camioneta con cinco hombres armados se atravesó en la carretera. Inmediatamente empezaron a disparar”, contó en una entrevista con La Red Viral.
El sacerdote recordó que vivió segundos de terror.
“Yo abrí la puerta para lanzarme, pero venía otro camión. El conductor alcanzó a reversar y se metió por una zanja. Si venía otro vehículo, no estaría aquí contando”, relató aún conmocionado.

“Veía los disparos de frente”
Padre Chucho describió cómo los atacantes disparaban directamente contra el vehículo.
“Veía los disparos de frente, al cuerpo, al parabrisas. Nos disparaban sin parar. No entiendo cómo, pero nadie resultó herido”, aseguró.
Entre lágrimas, el sacerdote confesó que pensó que iba a morir: “No perdí la fe, pero sentía que ese era mi final. Pensé en mi mamá, en mis sobrinos, en los niños de la comunidad. Le pedí a Dios que no me dejara morir ahí”.
Pese a la ráfaga de balas, todos los ocupantes del vehículo salieron ilesos. “Yo me miraba a ver si tenía sangre, pero no. Para mí, fue un milagro”, dijo.
Una huida desesperada y un encuentro con la Policía
El conductor del vehículo, según contó el sacerdote, aceleró al máximo para escapar. “Salimos a más de 140 millas por hora. A los pocos kilómetros encontramos una patrulla de Policía y les pregunté si había un muerto allá atrás. Me dijeron que no, que estuviera tranquilo”, recordó.
Al regresar a su casa, el padre Chucho vivió un momento de profunda emoción. “Abrazar a mi madre fue indescriptible. Ella me esperaba y solo podía darle gracias a Dios porque me dejó volver a verla con vida”, expresó conmovido.
“Fue un milagro de vida”
El religioso aseguró que lo ocurrido fue un acto divino. “Fue como si una coraza de hierro nos protegiera. No sé qué pasó, pero estoy convencido de que fue un milagro. Dios me dio una segunda oportunidad para vivir y para abrazar a mi familia”.
Aunque aún se siente afectado, el sacerdote dijo que planea dedicar los próximos días a orar y agradecer. “Quiero descansar, celebrar la Eucaristía y darle gracias al cielo. Aunque soy creyente, no dejo de estar impactado con lo que vi”.

