Amanda Muir, enfermera neonatal de 46 años en Lanarkshire, Escocia, fingió tener cáncer para cobrar una pensión por enfermedad. Alteró su apariencia, tomó medicamentos para simular quimioterapia y convenció al NHS de recetarle incluso morfina.

Su engaño le permitió defraudar a la Autoridad de Pensiones Escocesas por más de 248.000 dólares (unos 214.000 euros).
Descubrimiento del fraude
El fraude se descubrió el 12 de agosto, cuando un miembro del equipo médico notó irregularidades en su historial.

Se confirmó que las cartas que supuestamente respaldaban su enfermedad eran falsas y que nunca había recibido tratamiento oncológico. Durante su arresto, Muir fue encontrada en la cama con la cabeza afeitada y una cánula en el brazo.
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Sentencia y repercusiones
La juez Susan Craig destacó que el fraude fue sustancial y prolongado, afectando fondos públicos. Muir admitió su culpa y ofreció disculpas públicas, mientras continúa el proceso de devolución del dinero. Sus amigos y familiares repudiaron sus acciones.

