La madrugada del 20 de octubre de 2025, una falla en AWS —la división de servicios en la nube de Amazon— provocó una gran interrupción mundial que dejó fuera de servicio plataformas como Snapchat, Fortnite, Amazon Prime, Ring y miles de otras aplicaciones.
PUBLICIDAD
Según la empresa, el origen estuvo en la región US-EAST-1 (Virginia, EE.UU.), donde un subsistema interno que monitorea los “network load balancers” comenzó a fallar, generando “error rates y latencias aumentadas” en múltiples servicios. Aunque la funcionalidad básica se recuperó alrededor de las 11:36 ET, redes y organismos especialistas advierten que los efectos aún se propagan globalmente.
¿Cuál fue el detonante de la caída de AWS?
AWS informó que el problema comenzó con “increased error rates and latencies” para varios servicios clave en la región US-EAST-1. Específicamente, se identificó que uno de los endpoints de Amazon DynamoDB presentó fallas, lo que desencadenó interrupciones en servicios dependientes.
Las plataformas afectadas variaron desde servicios de juego (Fortnite, Roblox) hasta bancos británicos (Lloyds, Bank of Scotland) y organismos gubernamentales (HMRC-Reino Unido) que dependían de infraestructura AWS.
AWS descartó inicialmente intervención maliciosa, pero la comparación entre este episodio y anteriores deja en evidencia una red global altamente dependiente de pocas infraestructuras cloud.
¿Cómo se mantiene la situación y qué repercusiones quedan?
Según la compañía, a las 6 h 35 ET el problema principal estaba “totalmente mitigado”, aunque reconocieron que algunos servicios aún tenían “elevated error rates” y “requests to launch new EC2 instances” estaban siendo ralentizadas. La propagación del efecto significa que aunque el núcleo de la falla haya sido controlado, las repercusiones pueden durar horas o días, puesto que cientos de miles de sistemas tuvieron que reconectarse, reinicializar procesos o esperar confirmaciones de integridad de datos.
Este evento vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre diversificación del cómputo en la nube, redundancia geográfica y vigilancia regulatoria de estos gigantes tecnológicos. La dependencia de un solo proveedor para infraestructura crítica fue descrita por expertos como “una fragilidad estructural del internet moderno”