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“Pensé que un avión se había caído”, el testimonio de un periodista tras explosión del coche bomba en Guayaquil

“Sentí como que el techo se me venía encima,” relata Michael, un periodista que sintió de cerca la explosión del coche bomba.

Metro
DAÑOS POR ONDA EXPANSIVA. Las ventanas de varios pisos explotaron tras la detonación del coche bomba. Foto: API (César Muñoz/API)

La violencia del ataque con coche bomba registrado la noche del martes 14 de octubre frente a un mall de Guayaquil, ubicado en la Av. Juan Tanca Marengo, no solo afectó las calles, sino también la estructura y a las personas en los edificios cercanos.

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Michael, un periodista que trabaja en uno de los complejos de oficinas de la zona, vivió el terror desde un piso elevado.

Él se encontraba terminando su jornada laboral cuando la tranquilidad se interrumpió abruptamente. El estruendo de la explosión del coche bomba en la Av. Juan Tanca Marengo fue tan violento que, inicialmente, su mente no pudo procesar la magnitud del ataque.

“Sentí como que el techo se me venía encima,” relata Michael, con la voz aún marcada por la impresión. “Fue un golpe sordo, pero que te remece todo el cuerpo”, relata.


El impacto más inmediato fue físico y visual: las ventanas de su oficina no resistieron la onda sonora.

“Acto seguido, noté que los vidrios de la ventana de la oficina explotaron. Pensé que un avión se había caído sobre el edificio. El miedo te paraliza“, cuenta.

Ante la confusión y el peligro inminente de una estructura comprometida, Michael se escondió en el baño. “Era el lugar más seguro que pensé en ese momento,” confiesa.

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Luego de unos diez segundos de parálisis, el periodista recuperó la conciencia y su primer pensamiento fue su familia. “Solo quería saber cómo estaban mis hijos. Empecé a llamarles inmediatamente,” cuenta. La angustia se intensificó cuando, al tratar de abandonar el edificio, se encontró con una restricción de salida impuesta por seguridad.

“Me fui en llanto cuando traté de bajar, pero no nos estaban dejando salir por alguna razón. Estaba desesperado. Después vi en redes que era un coche bomba y comencé a tranquilizarme un poco, a entender lo que pasó”, relata.

A pesar de entender la situación, el impacto emocional no desapareció: “Los pies no me dejaban de temblar. No fue el techo, ni un avión, fue un ataque y lo vivimos aquí, en el corazón financiero del norte”, dice.

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