La violencia volvió a golpear a Guanajuato (México). En la comunidad de Urireo, municipio de Salvatierra, un heladero conocido como “Don Nico” fue atacado a balazos mientras realizaba una transmisión en vivo en Facebook para denunciar el mal estado de una carretera local.
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El hecho ocurrió la mañana del martes 7 de octubre, alrededor de las 10:30, cuando Guadalupe “N”, como fue identificado el hombre, grababa un video para mostrar los baches de la vía y exigir a las autoridades su reparación. Lo que comenzó como una denuncia ciudadana terminó en un violento ataque que conmocionó a toda la región.
Una transmisión con propósito social
El heladero, muy conocido en Urireo por su trabajo y su carácter solidario, utilizaba su página de Facebook “Helados Nico” para compartir sus recorridos, actividades comunitarias y mensajes positivos.Ese día, su objetivo era claro: mostrar el deterioro del camino principal y hacer un llamado a las autoridades para que atendieran el problema.
“Uno no quisiera meterse porque esto es un relajo, pero la gente lo pide y lo hacemos por voluntad”, se le escucha decir al inicio de la transmisión, mientras caminaba por el tramo lleno de baches.
Días antes, Don Nico había promovido una iniciativa vecinal para recolectar fondos y firmas con el fin de reparar la carretera. A través de sus redes, invitó a los habitantes a colaborar y se comprometió a hacer públicos los nombres de quienes apoyaran el esfuerzo.“Demostremos con hechos que Urireo puede ser escuchado”, escribió en una de sus publicaciones.
El ataque en plena transmisión
Mientras grababa, dos hombres encapuchados a bordo de una motocicleta se acercaron y dispararon varias veces contra él. En el video se escuchan los disparos y gritos de auxilio. La cámara del celular cayó al suelo y quedó apuntando al cielo, mientras la transmisión seguía activa.
Entre los minutos posteriores al ataque, se escucha la voz del hombre intentando comunicarse con su esposa:
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“Te amo, ya me mataron, corazón. Te amo. Cuida a mis hijos, mi amor. Me mataron. Aquí ya estoy en la salida muriéndome. Cuida a mis niños, corazón. Edúcalos, me estoy muriendo. Estoy tirado en el campo.”
De acuerdo con el medio AM Guanajuato, Don Nico recibió tres impactos de bala: uno en la pierna, otro en la ingle y uno más en el glúteo. Aunque se oyeron más detonaciones, fuentes médicas informaron que sobrevivió y permanece fuera de peligro tras una cirugía de emergencia.
El pronunciamiento de las autoridades
El Gobierno Municipal de Salvatierra emitió un comunicado en el que condenó el ataque y manifestó su solidaridad con la víctima y su familia.
“Este acto violento atenta contra la tranquilidad de nuestras comunidades y exige una respuesta firme de las autoridades competentes”, señaló el texto oficial.
El municipio indicó que mantiene comunicación con la Fiscalía General del Estado de Guanajuato para impulsar las investigaciones y dar con los responsables. Además, reiteró su compromiso con la seguridad y el bienestar de los habitantes de Urireo y de todo el municipio.
Violencia recurrente en Urireo
El ataque a Don Nico se suma a una serie de hechos violentos registrados en la comunidad durante 2025.En marzo, se reportó un ataque armado desde motocicleta y en enero, durante la fiesta en honor al Señor de la Salud, un tiroteo dejó tres heridos.
Los habitantes denuncian que los crímenes a plena luz del día se han vuelto cada vez más comunes, mientras la respuesta de las autoridades locales resulta insuficiente para frenar la inseguridad.
“Don Nico”, símbolo de unión y esperanza
Conocido por su carisma y sentido de comunidad, Don Nico no solo vendía helados, sino que se había convertido en un referente de solidaridad en Urireo.Sus publicaciones promovían el trabajo conjunto y la esperanza en tiempos difíciles.
Tras el ataque, decenas de usuarios y vecinos inundaron las redes sociales con mensajes de apoyo y oración. En los comentarios, muchos destacan su compromiso y valor al alzar la voz por su comunidad.
La frase con la que se despidió de su esposa —“Te amo, ya me mataron”— se ha convertido en un símbolo de la vulnerabilidad de los ciudadanos frente a la violencia, pero también del amor y la dignidad con que enfrentó sus últimos momentos de conciencia.