Un estudio reciente del proyecto CERES de la NASA, con datos satelitales de las últimas dos décadas, revela que la Tierra refleja cada vez menos luz solar —y que este oscurecimiento es más pronunciado en el hemisferio norte, rompiendo la simetría que durante años se creyó constante entre Norte y Sur. Según los autores, factores como la pérdida de hielo, cambios en aerosoles y modificaciones en nubes y vapor de agua estarían detrás de esta anomalía.
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¿Qué halló el estudio y a qué se debe este “oscurecimiento” planetario?
La investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), usó mediciones de radiación reflejada (albedo) entre 2001 y 2024 para detectar un descenso global en la capacidad de la Tierra de reflejar luz solar. Sin embargo, esos cambios han sido desiguales: el hemisferio norte ha perdido reflectividad más rápido que el sur.
Una de las razones principales es la reducción de hielo y nieve en zonas árticas y boreales. Estas superficies, altamente reflectantes, están siendo reemplazadas por océanos y tierra más oscuros que absorben más energía solar.
Otro factor clave es la disminución de aerosoles contaminantes en regiones industrializadas del hemisferio norte. Aunque esto es beneficioso para la calidad del aire, esos aerosoles solían contribuir a la formación de nubes reflectantes que ayudaban a devolver radiación al espacio. Con menos aerosoles, hay menos “espejos atmosféricos”.
Adicionalmente, cambios en la cobertura nubosa y en el vapor de agua también moldean cuánto se refleja o absorbe. Las corrientes oceánicas y atmosféricas que solían compensar asimetrías tampoco han sido suficientes para revertir este desequilibrio.
¿Cuáles son las implicaciones del desequilibrio lumínico?
La ruptura de la simetría albedo-hemisférica implica que el hemisferio norte absorbe energía extra, lo que puede amplificar el calentamiento regional, alterar patrones climáticos y afectar la circulación atmosférica y oceánica global.
Este fenómeno puede influir en la distribución de precipitaciones, el comportamiento de monzones, y desplazar zonas críticas como la Zona de Convergencia Intertropical. También pone en evidencia que los mecanismos de compensación natural podrían estar perdiendo fuerza frente a la presión humana sobre el sistema climático.
Desde el punto de vista climático, este tipo de estudios exigen que los modelos incorporen estos efectos de asimetría en sus simulaciones futuras para lograr predicciones más precisas.