La mañana de este lunes 29 de septiembre, la vocera presidencial Carolina Jaramillo Garcés confirmó que un convoy humanitario encabezado por el presidente Daniel Noboa fue atacado la noche del domingo cuando se dirigía hacia Ibarra, provincia de Imbabura, con destino a comunidades afectadas por el desabastecimiento generado por las manifestaciones.
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En la comitiva viajaban también el ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, el ministro del Interior, John Reimberg, y representantes del cuerpo diplomático: el nuncio apostólico Andrés Carrascosa, la embajadora de la Unión Europea, Yekaterina Doródnova, la coordinadora de la ONU en Ecuador, Laura Melo, y el embajador de Italia, Giovanni Davoli.
Según la vocera, la caravana fue interceptada con bombas molotov, piedras, voladores y barricadas que buscaban impedir el paso de los vehículos cargados de víveres, combustibles y ayuda humanitaria. “Estos actos terroristas disfrazados de protesta no son pacíficos. Hay 17 militares secuestrados y seguimos sin conocer su paradero”, denunció Jaramillo.
Gobierno rechaza violencia
El Ejecutivo calificó el hecho como un intento de “atentar contra el orden democrático y la soberanía del país”. Noboa ratificó que “el Estado no se doblegará ante el terrorismo ni la violencia” y que la prioridad de su gobierno es la seguridad y la vida de los ecuatorianos.
El ataque se suma a otros episodios registrados durante el fin de semana en Cotacachi, donde un convoy humanitario fue emboscado, dejando nueve militares heridos, un fallecido y 17 retenidos.
El Gobierno denunció la infiltración de grupos violentos y redes del crimen organizado, presuntamente con apoyo extranjero, en las protestas convocadas por la Conaie.