El atentado con coche bomba ocurrido la tarde del 16 de septiembre sacudió el centro de Guayaquil. La explosión, registrada en las calles Junín y Rumichaca, causó graves daños estructurales a una salsoteca y generó pánico entre los residentes y transeúntes del sector. El responsable del hecho sería un menor de 17 años, ya detenido y puesto bajo custodia policial.
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Según confirmó el coronel Juan Carlos Soria, subcomandante de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), el adolescente fue identificado gracias a las investigaciones y registros de cámaras de seguridad. Se encuentra aislado y bajo custodia, mientras avanzan las diligencias judiciales correspondientes.
El jefe policial detalló que el vehículo utilizado en el ataque no tenía reporte de robo ni antecedentes vinculados a hechos violentos. Aunque se ha intentado contactar al propietario del automóvil, hasta el momento no ha sido posible ubicarlo.
Sin amenazas previas
Lo más desconcertante del caso es que, de acuerdo con los administradores de la salsoteca afectada, no existieron amenazas previas ni intentos de extorsión. Esta versión refuerza la hipótesis de que el ataque no fue una represalia directa, aunque las autoridades no descartan posibles conexiones con bandas criminales que operan en la ciudad.
En videos compartidos en redes sociales se observa cómo, tras la primera explosión, el auto queda envuelto en llamas. Segundos después, una segunda detonación, causada por un tanque de gas, provocó una onda expansiva que afectó a vehículos cercanos y rompió ventanas de locales comerciales.
El Cuerpo de Bomberos de Guayaquil controló el incendio en cuestión de minutos, evitando una tragedia mayor. Afortunadamente, no se reportaron víctimas mortales, pero el nivel de destrucción ha encendido las alarmas en la ciudad.
La Policía investiga si este ataque está relacionado con la creciente ola de amenazas en zonas comerciales. Al menos dos grupos criminales estarían exigiendo dinero a cambio de no atacar negocios, según información de inteligencia.