En la parroquia Cangahua, en Cayambe, una cría de oso de anteojos fue perseguida recientemente por varios perros domésticos. Los vecinos la auxiliaron, pero piden ayuda urgente a las autoridades ambientalistas.
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Este incidente revive la preocupación por los crecientes riesgos que afronta esta especie en los Andes de Ecuador: pérdida de hábitat, fragmentación ecológica, conflictos con humanos, y disminución poblacional. Un animal vital para la salud del ecosistema, ya que actúa como dispersor de semillas y “especie paraguas” para conservar bosques y páramos.
¿Por qué el oso de anteojos es tan importante para el ecosistema en los Andes?
El oso de anteojos (Tremarctos ornatus) es el único oso nativo de América del Sur y habita bosques nublados, páramos y regiones andinas entre los 1.800 y 3.800 metros sobre el nivel del mar en Ecuador. Estos ecosistemas albergan gran biodiversidad, y el oso contribuye de forma clave en varios aspectos:
- Dispersa semillas de más de 300 especies vegetales, lo que ayuda a regenerar bosques y mantener la diversidad floral.
- Es considerado una especie paraguas: conservarlo implica protección de hábitats grandes, que benefician a numerosas especies endémicas.
- Su presencia también indica la salud del ecosistema: bosques bien conectados, cuencas de agua en buen estado, suelos estables.
Diversos estudios reflejan que el oso de anteojos en Ecuador sufre amenazas críticas: destrucción de hábitat por expansión agrícola, tala, minería, infraestructuras; fragmentación que aísla poblaciones; conflictos con ganadería; caza ilegal.
El ataque de perros a la cría de oso en Cangahua es un ejemplo concreto del riesgo de conflicto directo con humanos.