Lo que parecía un simple dolor ocular terminó cambiando la vida de Amanda Hahn, una joven de 29 años residente en Nueva York. Durante años, ignoró señales como problemas de memoria, entumecimiento en el cuerpo y cansancio extremo. Todo lo atribuía al estrés laboral y al exceso de tiempo frente a pantallas. Sin embargo, en 2019 decidió acudir al médico y recibió un diagnóstico inesperado: esclerosis múltiple (EM).
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En una entrevista con el Daily Mail, Amanda recordó que el primer síntoma que la alarmó fue un dolor agudo en el ojo cada vez que miraba hacia abajo y a los lados. “Pensé que era solo fatiga visual por mi trabajo en marketing digital. Paso todo el día frente al ordenador y el móvil, así que me parecía algo normal”, explicó.
De la fatiga visual a un diagnóstico inesperado
Cuando su visión comenzó a deteriorarse, con imágenes borrosas y colores apagados, acudió a un oftalmólogo. El especialista la derivó de inmediato a urgencias, donde una resonancia magnética confirmó la presencia de esclerosis múltiple.“Estaba en shock, especialmente porque mi madre también tiene esta enfermedad. Fui a varios médicos más para confirmar lo que me estaban diciendo”, recordó.
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que ataca la mielina, la capa protectora de las fibras nerviosas. Según la Clínica Mayo, esta condición interrumpe la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, provocando síntomas que incluyen fatiga, pérdida de visión y problemas motores.
Vivir con esclerosis múltiple
Seis años después, Amanda ha aprendido a convivir con la enfermedad. “La EM es parte de mi vida, pero no me define. Mantenerme activa, cuidar mi alimentación y rodearme de gente positiva me ayuda a seguir adelante”, afirmó.
En redes sociales comparte su experiencia con miles de seguidores y ha recibido mensajes de personas que aseguran sentirse menos solas gracias a su testimonio. “Ese ánimo me impulsa a continuar”, aseguró.
Hoy, Amanda prioriza su salud con caminatas diarias, una dieta baja en carbohidratos y un estilo de vida con menos estrés. “He aprendido que mi bienestar es lo primero”, comentó.
Un mensaje de resiliencia
Con un tono positivo, Amanda busca romper el estigma de que una enfermedad significa el fin de la vida plena. “Tener esclerosis múltiple no significa que tu vida haya terminado. Ser diferente también puede ser hermoso”, concluyó.