Una ola de terror e incertidumbre se cierne sobre el gremio de transportistas escolares en Guayaquil, según varias denuncias de choferes de expresos escolares, quienes han denunciado que extorsionadores, conocidos popularmente como “vacunadores”, les exigen sumas de dinero exorbitantes para dejarlos trabajar en paz.
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La cifra, según testimonios, asciende a hasta USD 6.000, una cantidad impagable para la mayoría.
Las denuncias, que han llegado a las redacciones a través de llamadas anónimas y reuniones secretas, revelan un modus operandi cada vez más osado por parte de las bandas delictivas.
Los “vacunadores” no solo operan en zonas de alto riesgo, sino que se han extendido a los barrios residenciales donde operan los expresos, amenazando con atentar contra la integridad de los conductores, sus vehículos y, lo más preocupante, la seguridad de los niños que transportan.
“Nos piden seis mil dólares por cada carro”, reveló un chofer a un reportero, pidiendo no ser identificado por temor a represalias.
“Nos dicen que si no pagamos, nos queman el carro o le hacen algo a los niños. Vivimos con miedo”. La situación es tan crítica que algunos choferes han optado por suspender sus servicios, dejando a cientos de familias sin una opción segura para el transporte de sus hijos a la escuela. Otros, en un acto de desesperación, han considerado abandonar el gremio, perdiendo la única fuente de ingreso para sus hogares.
La denuncia de los transportistas se suma a la creciente ola de extorsiones que afecta a distintos sectores productivos de Guayaquil, desde pequeños comerciantes hasta grandes empresarios.
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Sin embargo, este nuevo foco de extorsión reviste una particular gravedad, ya que pone en riesgo directo a la población infantil.

Las autoridades de seguridad, por su parte, han manifestado que se encuentran investigando el caso y que se han reforzado los operativos en las zonas más afectadas. No obstante, la ciudadanía exige acciones más contundentes y resultados inmediatos que garanticen el libre y seguro desarrollo de sus actividades cotidianas.
El gremio de transportistas escolares, por su parte, ha convocado a una reunión de emergencia para decidir las acciones a seguir y buscar una respuesta unificada a esta amenaza que pone en jaque su subsistencia y, sobre todo, la tranquilidad de sus pasajeros más vulnerables.