En un descubrimiento sorprendente para la comunidad científica, se han hallado dos langostas azules en aguas estadounidenses, una de ellas considerada una en dos millones debido a una mutación genética muy rara.
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Estos crustáceos destacan no solo por su intensidad de color, sino también por la llamada a su conservación: cuando se capturan, suelen ser liberados o enviados a acuarios, no al plato.
¿Qué hace tan excepcionales a estas langostas azules?
Estas langostas no pertenecen a una especie distinta, sino que son ejemplares normales con una mutación genética que altera la pigmentación. El exceso de una proteína llamada crustacianina genera el color azul brillante en lugar del habitual marrón o verde oliva.
La probabilidad de encontrar una en la naturaleza es de aproximadamente 1 en 2 millones. Estas variantes visualmente llamativas suelen recibir cobertura mediática y los pescadores, con frecuencia, optan por liberarlas o donarlas a acuarios.
¿Dónde y cómo se encontraron las langostas azules?
En una reciente jornada en Devon, Reino Unido, un padre y su hija atraparon una langosta azul mientras ostensiblemente “crabban” y la apodaron “Steve”. Aunque ya existía otra langosta azul en el acuario local, Steve resultó ser significativamente más grande y fue donado al Acuario de Ilfracombe, donde permanece en cuarentena mientras se acondiciona su exhibición.
Además, este tipo de hallazgos no son inéditos: ya se han registrado casos similares en Estados Unidos y Europa, como el caso de “Clawde” en Akron (Ohio), quien fue rescatado por empleados de un restaurante y llevado a un zoológico—confirmando que estos eventos siguen despertando fascinación y contribuyen a la conservación marina.