Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, se declaró culpable, aceptando pagar 15.000 millones de dólares y enfrentar cadena perpetua.
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El día que “El Mayo” habló
Durante décadas fue un fantasma, un mito, el estratega invisible del narcotráfico.
Pero ahora, Ismael Zambada García, de 75 años, apareció en la corte federal de Nueva York frente al juez Brian Cogan.

En apenas cinco minutos de confesión, aceptó que fue el arquitecto del Cártel de Sinaloa y el responsable de 1.500 toneladas de cocaína enviadas a EE. UU. entre 1980 y 2024.
Con voz baja y una barba blanca tupida, saludó a sus abogados antes de levantar la mano y jurar decir la verdad.
Lo que siguió fue la caída pública del último gran capo de la vieja guardia mexicana.
El ambiente en la sala era solemne: agentes de la DEA, el FBI, fiscales y periodistas presenciaron cómo el hombre que parecía intocable admitía su papel como jefe criminal.
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“Empecé a involucrarme en las drogas ilegales en 1969, cuando tenía 19 años y planté marihuana por primera vez”, leyó el propio Zambada.

Una historia de violencia y corrupción
Zambada no evadió la brutalidad de su reinado.
“Yo ordené el asesinato de muchas personas en las últimas décadas”, reconoció.
Admitió también que su organización alentó la corrupción: “Pagamos a policías, comandantes militares y políticos que nos permitieron operar libremente”.
Las cifras que expuso fueron escalofriantes.
Habló de cientos de millones de dólares en ganancias anuales por drogas, del ejército de hombres armados a su servicio y de las consecuencias colaterales:
“Murieron gatilleros de otros grupos, también de mi grupo, pero también personas inocentes”.
Al final de su relato incluyó una disculpa inesperada: “Pido perdón a todos los que han sufrido o se han visto afectados por mis acciones”.
El acuerdo de El Mayo y sus alcances
Además de declararse culpable, aceptó pagar 15.000 millones de dólares en reparación y renunciar a derechos de apelación.
Sin embargo, su abogado Frank Pérez descartó cualquier colaboración con la justicia estadounidense: “Lo que sabe el Mayo, se lo queda el Mayo”, dijo.
La defensa compartió luego un mensaje en redes sociales, transmitiendo un pedido de calma de su cliente a la población de Sinaloa, sacudida por la guerra entre Los Chapitos y La Mayiza desde enero pasado:
“El derramamiento de sangre no sirve para nada… Insta a su comunidad a mirar hacia la paz”.
El juez Cogan fijó la sentencia para el 13 de enero de 2026.
Aunque la cadena perpetua parece segura, el acuerdo le permitiría a Zambada cumplir condena en una prisión con beneficios limitados: más tiempo de recreación y visitas familiares.
La herencia del último capo
El relato del Mayo repasó más de cinco décadas de historia del narcotráfico mexicano.
Desde sus primeros sembradíos de marihuana en 1969 hasta las rutas internacionales que lo convirtieron en el cerebro logístico del Cártel de Sinaloa.
Tras la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2017, Zambada asumió el mando absoluto.

Su captura en Texas, mientras viajaba en avioneta con un hijo de su viejo socio, marcó el fin de una era.
La ilusión de pacificación se desdibujó pronto. La disputa entre Los Chapitos y La Mayiza sigue desangrando a México.
Con la confesión de Zambada, se cierra un capítulo, pero no necesariamente la violencia que heredó.