Ante el reciente anuncio del Pentágono sobre el despliegue de tropas navales y aéreas en el sur del mar Caribe, la gran pregunta es: ¿cómo está conformada esta fuerza y qué características tiene ese poderío que solo habíamos visto en las superproducciones de Hollywood?
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El portaaviones Clase Nimitz
Se trata de un gigante de guerra diseñado para transportar y operar aeronaves: una base aérea móvil, blindada y colosal de 1 092 pies (333 m) de eslora y un desplazamiento superior a 100 000 toneladas.Su corazón late gracias a dos reactores nucleares A4W, capaces de propulsarlo a más de 30 nudos, sin necesidad de repostar combustible. A bordo pueden embarcar hasta 64 aeronaves, entre ellas los legendarios F/A-18 Super Hornet y helicópteros Seahawk, protagonistas de incontables escenas de acción en el cine.
El precio del poderío estadounidense
El músculo militar no es barato:
- Portaaviones Clase Nimitz: USD 4 500 millones.
- F/A-18 Super Hornet: USD 73 millones por unidad.
- Helicópteros H-60/Seahawk: USD 5.9 millones por unidad.

Solo un conjunto compuesto por un portaaviones, su ala aérea de combate y helicópteros de apoyo supera los USD 9 676 millones. Y esto sin contar el armamento, la logística, el personal o el combustible.
Una máquina de guerra y disuasión
Este despliegue no es solo una exhibición de fuerza, sino una advertencia silenciosa: EE. UU. tiene la capacidad de llevar el combate a cualquier punto del globo, proyectando poder aéreo y naval desde el corazón mismo del océano. Si un solo portaaviones con su escuadrón de aviones y helicópteros cuesta casi 10 000 millones de dólares, ¿te imaginas cuánto vale mantener a flote todo el ejército estadounidense? El verdadero costo del poder no siempre se mide en dinero sino en lo que es capaz de cambiar en el tablero mundial.