El pulso económico de Guayaquil es innegable. La capital de la provincia del Guayas representa una de las mayores contribuciones al Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
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Solo el cantón Guayaquil aportó $26.052,2 millones en 2022 y un estimado de $27.273,6 millones en 2023 al Valor Agregado Bruto (VAB) del país, consolidándose como una de las economías subnacionales más grandes de Sudamérica.
Además, con una Población Económicamente Activa (PEA) que supera los 1.5 millones de personas, la ciudad alberga una de las fuerzas laborales más grandes y dinámicas del país.
El Puerto Principal, puerta de entrada y salida para gran parte del comercio exterior ecuatoriano, juega un rol crucial en la balanza comercial del país, consolidando a Guayaquil como un hub estratégico a nivel regional.
A pesar de los desafíos, la economía de Guayas ha experimentado un crecimiento notable. La facturación de las empresas con matriz en Guayas pasó de USD 39.192 millones en 2015 a USD 64.120 millones en 2023.
La provincia del Guayas genera aproximadamente el 27% del PIB ecuatoriano, el 31% del impuesto a la renta causado por las empresas, y mantiene el 41% del total de empresas activas del país.
El dinamismo económico se observa en la constante apertura de negocios, la inversión en infraestructura y la adaptabilidad de sus actores frente a los desafíos.
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Las PYMES son pilares del crecimiento y generación de empleo
Dentro de este ecosistema económico, las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) son el verdadero corazón latente de Guayaquil.
Constituyen la mayor parte del tejido empresarial de la ciudad, generando empleo, innovando y fomentando el consumo local. Son estas empresas las que, con su esfuerzo diario, construyen la base de la economía y ofrecen oportunidades a miles de familias.
Su adaptabilidad y cercanía con el consumidor les permiten responder rápidamente a las necesidades del mercado, contribuyendo significativamente al PIB local.
A pesar de enfrentar desafíos comunes como la competencia, las circunstancias económicas volátiles y, lamentablemente, la creciente inseguridad, estas empresas persisten con una fe inquebrantable en el potencial de la ciudad y su gente. Su resiliencia es un testimonio del espíritu emprendedor guayaquileño.
Casos de éxito que inspiran: MegaBike Store y Adrianita
El empuje de las PYMES en Guayaquil se evidencia en historias de éxito como la de MegaBike Store y Adrianita, dos ejemplos claros de cómo la visión, la constancia y la adaptación pueden transformar desafíos en oportunidades.
MegaBike Store: impulsando la salud y la comunidad sobre ruedas

Ubicada en el norte de Guayaquil, en Samanes 6, la MegaBike Store es más que una tienda de bicicletas. Nació de un local pequeño, con la gran visión de fomentar el ciclismo en una ciudad donde no era un estilo de vida arraigado.
Su éxito radica en haber sabido escuchar a cada cliente, construyendo una verdadera comunidad de ciclistas. Hoy, con dos locales y un equipo comprometido, no solo venden bicicletas, sino que ofrecen “experiencias y libertad”, entendiendo que el ciclismo es un camino hacia una vida activa y saludable.
Más allá de sus ventas, MegaBike Store es un motor social. Genera empleo y, a su vez, impulsa la economía local participando anualmente en eventos que activan otros comercios de la zona y atraen a cientos de ciclistas. “Ver a la gente moverse, compartir y apoyar negocios locales es un orgullo”, afirman sus fundadores. Su visión es clara: ser el punto de encuentro del ciclismo en Guayaquil, apostando por políticas públicas que apoyen a las PYMES con mayor seguridad, financiamiento y programas que impulsen el deporte.
Adrianita: moda, esencia y resistencia en el comercio local

Emprender en Guayaquil es, para Adrianita, un terreno de desafíos y grandes oportunidades. En el competitivo mundo del comercio de ropa, han logrado marcar la diferencia siendo fieles a su esencia pero flexibles en su estrategia. Han apostado fuerte por las redes sociales, la atención personalizada y la calidad como su sello distintivo, lo que les ha permitido sostenerse y crecer incluso en tiempos difíciles.
Uno de los mayores retos que enfrentan, como muchos negocios, es la inseguridad, que limita el movimiento de los clientes y pone en riesgo lo construido.
Sin embargo, su compromiso con la ciudad y su gente es firme. Adrianita no es solo una tienda de ropa; es una marca que genera empleo directo e indirecto, conectando a costureras, proveedores, diseñadores, fotógrafos y otros pequeños emprendimientos.
“El crecimiento de uno debe procurar que otros crezcan también”, es su filosofía, un testimonio de cómo un negocio puede ser un motor de desarrollo comunitario. Su esperanza es seguir expandiéndose, generar más empleo y ser una inspiración, mientras abogan por políticas que faciliten el acceso a créditos, capacitación y espacios de visibilización para las PYMES, reconociendo que “si al emprendedor le va bien, a la ciudad también”.