En Estados Unidos, el proceso de naturalización está regido por leyes claras que priorizan la residencia legal, la buena conducta moral y el cumplimiento de requisitos cívicos. Sin embargo, en algunos círculos migratorios ha comenzado a circular la creencia de que ciertos apellidos podrían influir positiva o negativamente en el trámite de obtención de la ciudadanía. ¿Es esto cierto o se trata de un mito?
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La ciudadanía estadounidense es otorgada por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) bajo parámetros establecidos en la Constitución y las leyes federales. Según el propio USCIS, “la ciudadanía es un estado legal que confiere derechos y deberes, así como también vincula a las personas con ideales cívicos y principios constitucionales”.
A pesar de esto, algunos rumores señalan que personas con apellidos como Anderson, Brown, Davis, Johnson, Jones, Miller, Smith o Wilson podrían tener cierto “privilegio implícito” debido a su asociación con nombres comunes.
Esta percepción, aunque no está respaldada por ninguna política oficial, encuentra eco en testimonios anecdóticos de inmigrantes que aseguran haber enfrentado menos trabas administrativas al portar apellidos considerados “típicos” estadounidenses.
Sin embargo, expertos en inmigración coinciden en que no existen lineamientos que favorezcan el proceso de naturalización según el apellido del solicitante.
Lo más determinante continúa siendo la legalidad del estatus migratorio, el tiempo de residencia (generalmente cinco años), dominio básico del idioma inglés, y conocimientos cívicos sobre la historia y gobierno de EE.UU.