Durante el cónclave, la Iglesia Católica utiliza señales de humo para informar al mundo sobre el progreso en la elección de un nuevo Papa. Esta tradición, que data del siglo XIII, se ha perfeccionado con el tiempo para garantizar claridad en la comunicación.
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Fumata negra: sin consenso
Cuando los cardenales no logran un acuerdo en la votación, se emite humo negro desde la chimenea de la Capilla Sixtina. Este se produce al quemar las papeletas junto con una mezcla de perclorato de potasio, antraceno y azufre. Estos compuestos generan un humo denso y oscuro, fácilmente visible desde la Plaza de San Pedro .
Fumata blanca: “Habemus Papam”

La elección de un nuevo pontífice se anuncia con humo blanco, resultado de la combustión de clorato de potasio, lactosa y colofonia (resina de pino).
Esta combinación produce un humo claro y abundante, señal inequívoca de que se ha alcanzado un consenso.
Desde 2005, para evitar confusiones, el Vaticano complementa la fumata blanca con el repique de las campanas de la Basílica de San Pedro.
Significado simbólico
Estas señales de humo no solo informan sobre el resultado de las votaciones, sino que también representan la transparencia y la solemnidad del proceso.
La fumata negra indica la continuidad del discernimiento, mientras que la blanca celebra la unidad alcanzada en la elección del nuevo líder espiritual de la Iglesia Católica.