Quito inició este jueves la mejora en su capacidad para transformar la basura que produce en electricidad con la ampliación de la planta de biogás operada por la empresa Gasgreen, perteneciente a un grupo empresarial español, con una inversión de alrededor de 6 millones de dólares.
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La planta pasará de cinco a nueve megavatios de potencia instalada, lo que permite iluminar a más de 40.000 hogares.
La apertura de la fase final de esta planta, situada en El Inga, el relleno sanitario a donde llega la basura producida por los habitantes de Quito, se dio en medio de la crisis energética que atraviesa el país andino, con apagones programados de hasta diez horas al día.
Los cortes de energía se deben al no poder atender la demanda nacional de electricidad por una grave sequía en sus principales centrales hidroeléctricas.
En total son cerca de veinte millones de dólares de inversión directa los que Gasgreen ha destinado a su planta de biogás en El Inga, que opera hace ocho años, desde 2016.
La instalación es capaz de transformar en energía eléctrica unas 16.000 toneladas de metano año, equivalentes a unas 400.000 toneladas de dióxido de carbono anuales, la misma cantidad de emisiones que generan los automóviles de Quito en ese tiempo.
“Generamos electricidad, sí, pero lo más importante que hacemos es la mitigación medioambiental (contra la crisis climática). Es como eliminar todo lo que contaminan los coches de Quito”, comentó el presidente de Gasgreen, José Aimar, durante el acto de ampliación de la planta.
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Alianza con empresa pública
El gas emitido por los residuos convenientemente cubiertos es captado para ser usado como combustible de un generador que produce la corriente eléctrica para alimentar al sistema nacional de electricidad, en una actividad que la compañía privada realiza en alianza con la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs).
“En principio esos cuatro megavatios adicionales, que pueden no parecer mucho, operan las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año. Permite al sistema eléctrico ecuatoriano una planificiación y una sostenibilidad que otras energías alternativas no lo permiten”, destacó Aimar.
“En honor a la verdad, podríamos estar inaugurando 50 megavatios, porque nuestra empresa ha presentado proyectos similares a este a distintas ciudades de Ecuador, que serían un aporte fundamental, y también hemos presentado a (la petrolera estatal) Petroecuador proyectos para generar electricidad con el gas asociado del petróleo que se extrae en la Amazonía”, recordó.
El ejecutivo de la compañía lamentó que desafortunadamente esos proyectos quedaron en el pasado, pero se mostró confiado en ampliar la presencia de su empresa en la generación eléctrica de Ecuador.
Dispuestos a invertir más
“Seguimos dispuestos a seguir invirtiendo. Tenemos la capacidad, el conocimiento, la voluntad y la experiencia para invertir en energías renovables”, sentenció.
Por su parte, la ministra de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Sónsoles García, consideró que “el inico de operaciones de esta planta llega en un momento realmente oportuno, no sólo por la coyuntura energética, sino por esta necesidad imperativa de buscar cambios a largo plazo que aporten a la sostenibilidad que requiere Ecuador”.
De su lado, el embajador de España en Ecuador, Enrique Yturriaga apuntó también que esta planta “demuestra que se puede conseguir mantener el desarrollo de una nación y al mismo tiempo preservar su medio ambiente”.
Actualmente, la matriz de generación eléctrica de Ecuador se basa en un 72 % en centrales hidroeléctricas, lo que le ha hecho vulnerable frente a sequías porlongadas como la actual, que el Gobierno ha catalogado como la peor de los últimos sesenta años
