La desigualdad y la exclusión social, unidas a las graves crisis que atraviesen países como Haití y Venezuela, son las claves detrás del aumento de la mortalidad materna que se aprecia en Latinoamérica y el Caribe, según el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa).
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Los datos recopilados por la ONU apuntan que las muertes de mujeres durante el parto crecieron un 15 % en la región entre 2016 y 2020, con incrementos en una mayoría de los países tras unos años en los que los avances en este indicador ya se habían venido ralentizando.
“Son noticias muy preocupantes”, asegura a EFE Susana Sottoli, la directora regional para América Latina y el Caribe del Unfpa, que destaca que las cifras “exponen la dura realidad de que, a pesar de tener todos los recursos y conocimientos, no sólo no hemos sido capaces de erradicar la mortalidad materna, sino que el progreso se estanca o incluso retrocede”.
Por encima de todo, el Unfpa atribuye el problema a la desigualdad y la exclusión: “mueren las mujeres que no tienen acceso a servicios, que son pobres, que no están educadas y que no han podido espaciar el número de hijos”, explica Alejandra Corao, asesora técnica de esta agencia de Naciones Unidas, que se encarga de la salud sexual y reproductiva.
Ello se traduce en que las mujeres que viven en comunidades pobres, en zonas rurales remotas o que pertenecen a comunidades indígenas y afrodescendientes tienen unas tasas de mortalidad muy por encima de la media.
Así lo reflejan las cifras desagregadas de varios países que maneja la ONU. Por ejemplo, en Brasil la razón de muerte materna (número de fallecimientos por cada 100.000 nacimientos vivos) en 2020 se situó en 113 para las mujeres indígenas, 128 para las afrodescendientes y 68 para el resto.
Esas enormes diferencias de ven también en otros países de la región y se repiten también cuando se mira a la mortalidad en función del nivel de estudios de la mujer.
Con datos de EFE