Tres policías fueron detenidos en Ecuador por presuntamente intentar ingresar armas de fuego a la cárcel de Cuenca, una de las prisiones ecuatorianas que ha sido parte de las masacres carcelarias donde han muerto asesinados más de 450 presos desde 2020.
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Las armas fueron descubiertas en el control de ingreso al centro penitenciario, también conocido como la cárcel de Turi, de acuerdo con lo declarado en una rueda de prensa por el comandante de la Policía en la provincia de Azuay, Hugo Arroyo.
Entre las armas incautadas había un fusil de calibre 2,23 y una pistola de 9 milímetros, que se unen a otro revólver decomisado tres días antes en una requisa realizada después de que un preso que estaba próximo a salir en libertad fuera asesinado.
Sobre ese episodio, las primeras diligencias efectuadas por la Fiscalía señalan a Darwin Steven M. como el presunto responsable del homicidio, quien supuestamente atacó a la víctima con un fragmento de tabla y le causó costillas fracturadas y laceración del pulmón, según señaló la Fiscalía en un comunicado.
La cárcel de Cuenca fue el escenario de la primera gran masacre que se dio en 2021, donde fallecieron veinte reclusos y que luego se replicó en otros centros de reclusión como los de Santo Domingos de los Tsáchilas, Latacunga, Guayaquil y Quito.
El año pasado en Latacunga, de la provincia andina de Cotopaxi, también se detuvo a otros agentes de Policía que intentaban ingresar cerca de 500 balas al recinto penitenciario.
Estas matanzas se dan entre bandas criminales rivales que se disputan el control interno de las prisiones, recintos que en algunos casos registran un alto hacinamiento, algo que el Gobierno quiere cambiar con la contratación de más guardias carcelarios y conmutación de penas a condenados por delitos menores, entre otras medidas