En el litoral ecuatoriano, dependiendo la época, se alzan grandes extensiones del cultivo de maíz. En esta área, al 2021 llegaron a 366 mil hectáreas sembradas, que abarcan las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena, Los Ríos, Loja, entre otras.
PUBLICIDAD
En este suelo fértil crece el maíz, ese grano dorado que acompaña la alimentación humana y que permite que otras industrias alimentarias funcionen. En diciembre y enero arranca el período de siembra de invierno; y en este lapso una buena nutrición inicial es el camino hacia maizales sanos, fuertes y de alta productividad.
El cultivo del maíz en Ecuador cobra importancia desde la selección de su semilla. En estos dos meses, se siembra cerca del 74% de la producción anual, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Es por ello, que los agricultores preparan con anticipación sus terrenos para estar listos en la temporada y sembrar bajo el clima húmedo de la Costa. En el país, las semillas híbridas (segmento medio y alto) son las más utilizadas y productivas.
Los productores prefieren el segmento alto, el cual al 2022 ocupa cerca del 70% de preferencia, y para 2023 llegaría al 80%. La razón: Los híbridos de segmento alto producen entre 6 y 14% más.
Los productores priorizan la semilla y muchas veces se olvidan de la nutrición del cultivo, el cual es un factor que puede potenciar el rendimiento.
“La nutrición basada en nitratos garantiza una mejor productividad del cultivo, en este caso del maíz. El objetivo es cultivar más en una menor cantidad de tierra, y a ese camino debemos llevar al agricultor ecuatoriano, que obtenga rendimientos ideales comparables con otros países de la región”, cuenta Alexis Villacrés, gerente de Agronomía de Yara Ecuador, Perú y Bolivia.
PUBLICIDAD
En cuanto a productividad, los agricultores obtuvieron 11 toneladas por hectárea aplicando las soluciones nutricionales de Yara, en cambio los agricultores de programa básico han llegado a obtener 9 toneladas de maíz cosechado, lo cual se vio reflejado en la utilidad que obtuvieron.
Vinces explica que esto se logra gracias a que hay una recomendación detrás de cada aplicación de fertilizantes sobre los cultivos de maíz, en los que se determina, a través del análisis de suelos, la cantidad exacta de nutrientes que se requieren, provocando que la inversión y retorno del agricultor se garanticen.
Además, explica que la compañía, a través de su pilar de transferencia de conocimiento, ha capacitado a los productores para que usen las soluciones con precisión.
Para ejemplificar, en Tosagua, Manabí, se activaron las Escuelas de Maíz, en las que a las mujeres agricultoras de la zona se las capacitó para que obtengan mejores resultados.
Gracias a estas, se logró un incremento en el rendimiento del cultivo entre 15% – 22%, en los más de 467 agricultores de la asociación AMUCOMT, de dicha localidad. Eso hizo que pudieran vender a precios competitivos sus cosechas al mercado local.