Hace 1.095 días atrás se registraba en la ciudad de Wuhan, China, el primer caso confirmado de una persona contagiada por COVID-19, una enfermedad bastante desconocida para el momento y que se catalogó como un brote de neumonía mortal, pero que con el pasar de los días fue el tema central y, sobre todo, un verdadero drama en todo el planeta Tierra.
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Crónica del acontecer
El primer contagio confirmado se produjo el 17 de noviembre por parte de un hombre de 55 años, no obstante, tras varios estudios de autoridades chinas y mundiales la noticia empezó a recalar en el mes de diciembre al dispararse aceleradamente los casos.
Los especialistas identificaron el primer caso de contagio entre humanos, pero no alcanzaron saber quién fue el “paciente 0″, en pocas palabras el responsable de la propagación del virus entre las personas. Ante las especulaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) descartó una de las primeras hipótesis que tenía que ver con el mercado de animales de Huanan, en Wuhan.
Aunque en diciembre de 2019 se registró el primer brote, la duda radica porque el virus ya circulaba fuera del mercado desde noviembre, donde muchos suponen fue el lugar donde se originó todo el desastre. No obstante, en una investigación publicada en marzo de 2021, la OMS indica que la zoonosis es la sospecha más grande del inicio, posiblemente causada por murciélagos a través de otro animal aún desconocido.
Desde ese fatídico diciembre del 2019 la OMS, ya bastante preocupada, la consideró una emergencia sanitaria internacional y casi tres meses después, el 11 de marzo del 2020, se anunció en todo el mundo que la situación ya era pandemia y desde entonces, aunque aparentemente ya pasó lo peor, sigue estando en ese mismo estatus.
Fue allí cuando comenzaron los largos y duros confinamientos, creyéndose en ese momento que era la mejor solución para reducir la multiplicación de los casos porque se pensó que el contagio era de “humano a humano”. Luego se supo que el virus estaba en el aire y que muchos infectados podían ser asintomáticos, por lo que no eran conscientes de que estaban enfermos y contagiaban.
Vacunas y realidad
En el transcurso de tres años, verdaderamente el COVID-19 ha sido un antes y un después, mirándolo desde todos los sentidos de la vida. Gracias al desarrollo de las diversas vacunas, el caos de muertes y contagios han mermado, por lo que se cree que se está cada vez más cerca de cambiar la situación a estatus endémico.
Lamentablemente hay que decir que más de seis millones y medio de personas en todo el mundo perdieron la batalla ante el mortal virus y 630 millones más se contagiaron hasta el momento, miles de ellos sufriendo efectos secundarios negativos de por vida, tanto en la salud física como en la psicológica.