Llegar a la tercera edad y un poco más es una tarea bastante difícil y que lamentablemente no todos los seres humanos tienen la oportunidad de transitarla por completa o de manera sana, por ello, la ciencia ha expresado gracias a diversos estudios su gran interés de conocer estrategias para poder preparar al cuerpo humano a la longevidad.
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Jeanne Calment
A pesar de su fallecimiento registrado el 4 de agosto de 1997, la francesa Jeanne Calment, sigue siendo catalogada por los récord Guinness como “la mujer más anciana de la historia”, al detallarse en el portal web que el récord se obtuvo cuando alcanzó los 122 años y los 164 días.
El demógrafo y gerontólogo Jean-Marie Robine, se encargó de acreditar y dar a conocer el impresionante récord de longevidad, dando a conocer lo que, según él, cuáles fueron los tres secretos para que Calment alargara tanto su vida. Estos serían:
- Buena posición económica: Aunque dicen que el dinero no garantiza la felicidad, lo que sí está establecido es que, a mayores medios, mayores posibilidades de tener una vida más larga y saludable. “Calment se benefició de crecer en una familia burguesa en el sur de Francia, por lo que vivía en un barrio agradable”, comentó el especialista.
- Cero tabaquismos: Robine contó que fue de gran ayuda que las leyes de la alta sociedad de la época prohibían que una mujer como Calment fumara, al menos, hasta que hubiera contraído matrimonio. El vínculo del tabaco con diversas enfermedades mortales está bien establecido, por ejemplo, sólo en relación con el cáncer, una investigación editada en el 2016 en Science, logró identificar una asociación directa con 17 tipos de tumores distintos y el del pulmón es uno de los más conocidos, hábito que ha provocado que la mortandad por dicha causa haya crecido un 120% en mujeres
- Buena vida social: La posición acomodada de Calment le permitió gozar de un gran tiempo libre para dedicarse a una de sus grandes pasiones, la vida social, pasando la mayor parte de sus días en eventos y conociendo a gente nueva. Este modo de vivir le otorgó una protección contra la soledad no deseada, problema que puede conllevar a consecuencias a nivel mental y también en lo físico, como reveló un estudio publicado en Aging-US y que concluyó que estar sólo e infeliz acelera más el envejecimiento que fumar.