Una joven británica decidió pedir ayuda a una reconocida columnista de consejos sentimentales luego de quedar en shock con un detalle muy específico de la vida de su novio: la cama en la que él pretende que tengan relaciones.
La historia fue enviada a la sección “Just Jane”, del tabloide británico Daily Star, donde la autora anónima relató que su pareja mantiene en su dormitorio la misma cama en la que —según él mismo— ha tenido sexo con al menos 50 mujeres, incluidas dos exesposas y varias exparejas.
La mujer cuenta que, cuando él la invitó a vivir juntos en septiembre, puso una condición clara: que redecorara el departamento, cambiara las sábanas, arreglara el baño y, sobre todo, se deshiciera de la antigua cama.
Sin embargo, una vez que ella dejó su cuarto en el piso compartido y se mudó, descubrió que casi nada había cambiado. El desorden seguía ahí, la ducha y el inodoro continuaban dañados y la famosa cama —a la que él llama “el palacio del sexo”— seguía ocupando el centro del dormitorio.
Según la descripción de la mujer, se trata de una estructura de hierro forjado con un colchón viejo y manchado, al punto de que ella bromea con que “se podrían cultivar hongos en él”. Más allá del aspecto, lo que más le perturba es la carga simbólica: sabe que en ese lugar su novio practicó “bondage suave” y sexo en grupo con una exesposa. Incluso recuerda haberlos sorprendido en pleno acto cuando él aseguró que ya se habían separado.
Cuando la mujer reclamó, él se enfureció y la acusó de ser “quisquillosa” y de exagerar, argumentando que se trata de un mueble “perfectamente funcional y caro”.
¿Un problema de cama… o de respeto?
Ante esta situación, la consejera sentimental Jane O’Gorman, autora de la columna, fue directa: el problema va más allá de un colchón viejo.
Para la experta, lo que está en juego es el respeto y la disposición a escuchar a la pareja. Si él no fue capaz de cumplir algo tan básico como lo prometido antes de la mudanza —y ni siquiera intentó ordenar su espacio—, eso podría anticipar conflictos mayores en el futuro.
O’Gorman sugiere que ambos deberían empezar de cero, comprando una cama nueva entre los dos y dedicando tiempo a ordenar el departamento. Pero también advierte que, si él se mantiene inflexible, tacaño y cerrado al diálogo, la mujer debería preguntarse si de verdad es el hombre adecuado.
La columnista recuerda que vivir rodeados de desorden y suciedad no solo puede afectar una relación, sino también la salud mental y física. Por eso, su mensaje final para la lectora es claro: “Mereces algo mejor”.

