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“Me tomé veneno”: Catrina Sauvage, el después de tocar fondo y volver a empezar

La modelo ecuatoriana Catrina Sauvage relató en un podcast con Maury Garnica su adolescencia marcada por duelo y depresión, y cómo logró recuperarse.

Catrina Sauvage
Catrina Sauvage

A los 16–17 años, Catrina Sauvage —modelo, creadora de contenido y diseñadora— atravesó un episodio límite: intentó quitarse la vida. Su relato, compartido en un podcast con Maury Garnica.

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Antes y después de las cirugías de Catrina Sauvage, modelo ecuatoriana de OnlyfansOpens in new window ]

La adolescencia que dolió en silencio

Catrina creció en Santo Domingo con su abuela materna. A los cuatro años perdió a su madre; su padre migró a Europa. Durante años, cuenta, creyó que su mamá “estaba en Estados Unidos” porque así se lo dijeron cuando era niña. Recién a los 9–10 años comprendió la verdad. Ese quiebre, recuerda, abrió una etapa de tristeza profunda.

Con el tiempo, las discusiones con su abuela por novios y reglas estrictas se volvieron frecuentes. A los 16, tras un conflicto familiar, vivió sola un tiempo; luego regresó con su padre por unos meses. Quería estudiar Diseño de Modas de forma presencial en Quito, pero terminó en un instituto a distancia en Santo Domingo. “Me sentía asfixiada”, resume. El aislamiento, la falta de rutina y el choque de expectativas empeoraron su ánimo.

“Llegué a un punto en el que me tomé veneno. Me llevaron al hospital, estuve varios días y perdí la conciencia”, relata.


El episodio fue un punto de inflexión en su vínculo con su padre: después de la hospitalización, él la apoyó para que volviera a la universidad y a una rutina académica más estable. “Otra vez me sentí bien”, dice.

Del estigma al pedido de ayuda

Además del regreso a clases, Catrina probó procesos formativos de desarrollo personal. Habla de entrenamientos de ‘coaching’ que le ayudaron a soltar resentimientos y a enfocarse en objetivos. Subraya que aún hay días sensibles y que la salud mental es un camino que se trabaja.

Las redes, la imagen y la autoestima

Hoy Catrina convive con la exposición digital. Asegura que antes los comentarios la afectaban mucho; ahora intenta tomárselos con distancia, aunque reconoce que la insatisfacción con su apariencia no desaparece del todo. “Es complicado aceptarte por los traumas”, admite.

Tras tocar fondo, Catrina volvió a la universidad, emprendió en moda y construyó presencia en redes. Su historia no es un “final feliz” ni una receta, pero sí una invitación a reconocer que pedir ayuda es un acto de valentía y que los comienzos pueden suceder más de una vez.

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