La reina Rania de Jordania ha vuelto a captar la atención internacional con un look fresco, original y lleno de simbolismo. En su más reciente aparición pública, apostó por un color que durante años fue considerado tabú en la moda: el amarillo. Con elegancia y seguridad, la monarca demostró que esta tonalidad, antes asociada a la mala suerte, puede convertirse en sinónimo de estilo y sofisticación.
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El look en detalle
Rania eligió la falda Camille de la firma italiana Emporio Sirenuse, una pieza de corte largo en tono amarillo canario que incorpora un aire bohemio gracias a sus bordados en blanco y dorado, así como delicados cristales en la cintura que aportan un toque de luz y exclusividad. La reina combinó la prenda con una blusa blanca de manga francesa abullonada y cuello clásico, ideal para los días de calor, creando un contraste equilibrado entre sencillez y glamour.
El atuendo se completó con mules blancos de puntera afilada y tacón cómodo, además de un minibolso de mano en tono camel, logrando un conjunto funcional y elegante al mismo tiempo.


Accesorios que marcan tendencia
Más allá del conjunto principal, Rania sumó detalles que refuerzan su papel como referente de estilo:
- Gafas de sol cuadradas, sofisticadas y modernas.
- Manicura blanca, minimalista y elegante.
- Un smartwatch, prueba de que la monarca combina tradición y tecnología sin perder estilo.
Un look que inspira
La elección de Rania no solo rompe con supersticiones pasadas, sino que también confirma que los colores vibrantes y las piezas artesanales pueden adaptarse perfectamente a la moda contemporánea. Su aparición refuerza la idea de que la elegancia está en los detalles y en la capacidad de reinterpretar lo clásico con un giro actual.
Con esta apuesta, Rania de Jordania se consolida como referente de moda global, demostrando que la realeza también puede dictar tendencias modernas y arriesgadas sin perder un ápice de sofisticación.