El Coro de San Patricio del municipio de Chatham emprendió una aventura inolvidable: una gira musical de siete conciertos en Quito, Ecuador. Más que un viaje, fue una experiencia transformadora donde la música, la fe y la amistad se entrelazaron para construir puentes culturales.
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El evento fue parte de la Semana Internacional de Coros Sinfónicos Harmonia Universalis, donde se reunieron agrupaciones de Colombia, Ecuador y Estados Unidos. El coro, conocido como Concordia Christi, brilló en iglesias históricas del centro de Quito y culminó su gira con un concierto de gala junto a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Franz Liszt.
Uno de los momentos más emotivos fue la repatriación de partituras inéditas del compositor ecuatoriano Segundo Luis Moreno, halladas en Filadelfia y estrenadas en la gala por la Filarmónica. Esta recuperación fue un hito para la memoria musical del país y un gesto de conexión histórica entre Ecuador y Estados Unidos.

Personas comunes, sueños extraordinarios
Lo que hace único al Coro de San Patricio es que sus integrantes no son necesariamente profesionales: hay abogados, maestros, jubilados, jóvenes y padres de familia. Todos comparten la misma pasión: cantar. Su historia de casi dos años de ensayos con disciplina, curiosidad e intención demuestra cómo la música puede transformar vidas y unir corazones.
Los estadounidenses quedaron conmovidos por la belleza de las iglesias coloniales de Quito y por la calidez del público ecuatoriano y colombiano. La música superó cualquier frontera, prejuicio o ideología. Como dijo uno de sus integrantes: “Somos embajadores de buena voluntad que enviamos armonía a través de la música”.

La magia de cantar juntos
Desde himnos sacros hasta el contagioso “Oh Happy Day” o canciones de Sister Act, cada presentación fue un estallido de alegría. La interpretación bilingüe del himno ecuatoriano “Dios de Amores” arrancó lágrimas y aplausos, mostrando que el arte une donde las palabras no alcanzan.

Al final, este viaje no solo fue un logro musical, sino también humano. El coro volvió a casa con un lazo más fuerte entre sus miembros, y con la certeza de que cantar es mucho más que entonar notas: es tender puentes entre personas y naciones.