Si se presenta el caso de que la Tierra dejara de girar de la noche a la mañana, las consecuencias serían catastróficas, parecidas a una película de terror que de cualquier otro sueño maravilloso, según Joseph Levy, geocientífico.
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La Tierra, que gira a 1.674 kilómetros por hora debajo de tus pies, te hace sentir que todo se mueve lentamente. Pero de repente, la rotación se detiene, y te encuentras siendo despedido literalmente. Gracias a la primera ley de inercia de Newton, te lanzarías hacia el este a una gran velocidad, suponiendo la muerte dondequiera que aterrices.
Además, este cambio brusco afectaría a todos los elementos, desde el agua hasta los árboles y los edificios. La aceleración repentina haría que el océano se revolviese, y todo lo que se posa sobre la tierra sufrirían un gran colapso.
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Sin embargo, cuidado porque esta situación apocalíptica variaría cerca de los polos, donde la velocidad de rotación es mucho menor. Aquí, todo sería menos catastrófico, aunque caminar podría convertirse en un imposible.
¿Y si la Tierra dejara de girar poco a poco?
Tal y como explica Joseph Levy, una desaceleración progresiva no evitaría problemas mayores. Los días y las noches se alargarían mucho, con un «día» de seis meses y una «noche» igualmente larga.
Como es de esperar, las consecuencias climáticas serían aterradoras: cultivos quemados por un sol constante y capas de hielo formadas durante la noche eterna.
Aunque la Tierra actualmente se desacelera gradualmente debido al frenado de marea causado por la Luna, detener completamente su rotación es altamente improbable. La magnitud del momento angular de la Tierra, combinada con la resistencia mínima de la Luna, hace que cualquier intento de frenarla de manera significativa resulte prácticamente imposible.
Así que, por ahora, tranquilidad, porque el deseo de poder parar el mundo seguirá siendo solo eso, un deseo.