La piel seca no es solo una cuestión estética, sino un signo de que la barrera cutánea necesita apoyo para mantenerse saludable. Factores como el clima, la edad, el estrés o el uso de jabones agresivos pueden provocar que pierda agua con rapidez, generando tirantez, descamación e incluso irritación.
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Para contrarrestar estos efectos, los dermatólogos recomiendan incorporar productos con urea y agentes emolientes. Estos ingredientes ayudan a retener la humedad y a restaurar la barrera protectora, permitiendo que la piel recupere suavidad y elasticidad. La glicerina y los aceites vegetales también son aliados clave para mantener el equilibrio de hidratación durante todo el día.
La rutina de cuidado es simple, pero debe ser constante: aplicar una crema hidratante inmediatamente después del baño, cuando la piel aún está ligeramente húmeda, mejora la absorción. Además, es importante evitar duchas muy calientes y optar por jabones suaves que no eliminen los aceites naturales.
Aunque muchos piensan que la protección solar es solo para verano, la piel seca también necesita un bloqueador ligero durante todo el año, ya que la radiación puede empeorar la deshidratación y acelerar el envejecimiento cutáneo.
Dedicar unos minutos diarios a hidratar la piel no solo mejora su apariencia, sino que previene molestias y ayuda a mantenerla saludable. Recordar que la constancia es la clave: una piel nutrida refleja bienestar y cuidado desde adentro hacia afuera.