Mantener una marca de lujo por más de tres décadas en un mercado tan volátil como el ecuatoriano es un logro que va más allá de la simple venta de productos. Implica una comprensión profunda del consumidor, una estrategia de marca sólida y la capacidad de sortear crisis económicas y sociales.
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Para entender cómo se ha logrado esta proeza, conversamos con José Iturralde, CEO de Buggatti, quien nos compartió las claves de un modelo de negocio que ha prosperado contra todo pronóstico.
Buggatti llegó a Ecuador en 1994, en una época en la que el país estaba “plagado de falsificaciones” y el concepto de lujo auténtico era casi inexistente. Iturralde, con su visión audaz, vio una oportunidad. La marca no se limitó a vender ropa; se propuso construir una boutique multimarca de lujo, un referente en el mercado masculino.
El CEO de Buggatti explica que la clave de su longevidad no reside únicamente en una buena campaña de marketing, sino en un “plan comercial estratégico” que prioriza la confianza y la conexión emocional con el cliente. En un mercado donde las grandes marcas internacionales a menudo tropiezan, Buggatti ha demostrado que el conocimiento del cliente local y la personalización son fundamentales.
A menudo se asume que las marcas de lujo son las primeras en sufrir durante las recesiones económicas. Sin embargo, Iturralde señala un fenómeno contra-intuitivo: los bienes de lujo pueden actuar como “valores refugio” en tiempos de crisis. La experiencia de Buggatti, que ha navegado a través de la crisis bancaria de 1999, la dolarización y los recientes desafíos económicos, demuestra que existe un nicho de mercado que sigue valorando la calidad, el diseño y el estatus que estas marcas representan.
El mercado de lujo en Ecuador, aunque pequeño, tiene un público exigente que no solo busca un producto, sino una experiencia y una inversión. Buggatti ha sabido capitalizar esta mentalidad, ofreciendo un portafolio de marcas de prestigio como Brioni, Isaia y Emporio Armani, creando un destino para el hombre que valora la tradición sartorial italiana.
Al cumplir 32 años, Buggatti mira hacia el futuro con una estrategia que combina la tradición con la innovación. Si bien la digitalización y las tendencias globales son importantes, Iturralde subraya que el éxito a largo plazo dependerá de la capacidad de mantener una conexión humana y auténtica.
El modelo de negocio de Buggatti, centrado en la asesoría personal y la construcción de relaciones duraderas con sus clientes, ha sido el pilar de su éxito, ese toque humano y la experiencia en la tienda se convierten en el verdadero diferencial, consolidando a Buggatti como un punto de encuentro para amantes del estilo y el buen vestir en el Ecuador.