Alex Andrade y Esteban Villagómez dejaron atrás el sector textil para perseguir un sueño culinario. La llegada de Margarita Villacís, chef de alma y corazón costeño, marcó el nacimiento de Camarón Barbosa: un restaurante que no solo celebra la cocina ecuatoriana de mar, sino que construye comunidad a través del sabor.
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“Margarita es el cerebro detrás de Camarón Barbosa”, cuenta Alex. Su experiencia en la cocina de mariscos no solo trajo recetas, sino también una filosofía de trabajo con pasión, frescura y orgullo por lo nuestro.
El Encebollado Fest como catapulta de reconocimiento
Apenas un año y medio después de abrir su primer local, Camarón Barbosa participó en el Encebollado Fest 2024 y ganó. Fue un boom. La avalancha de clientes sobrepasó la infraestructura inicial, pero sembró la semilla de la proyección nacional.
En 2025, volvieron y se llevaron el segundo lugar. “Este año no participamos buscando el podio, sino consolidar nuestra marca. Y lo logramos: fuimos uno de los locales más visitados y con más ventas”, recuerda Esteban.
Margarita lo complementa: “La receta está pensada como si fuera para uno mismo. Cocinar con respeto y con emoción es la base”.

Una carta que enamora más allá del encebollado
Aunque el encebollado fue la puerta de entrada, Camarón Barbosa ofrece mucho más: el “reventado” de mariscos, el arroz marinero, el chop suey y las famosas promociones de conchitas (dos bandejas por $10 los martes y jueves) son ahora parte del ritual semanal de sus fieles comensales.
“Nos emociona que vengan por el encebollado y se queden por los demás platos. Eso habla de una propuesta integral, no de una moda pasajera”, aseguran.
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De la improvisación al posicionamiento
Tras ganar el festival, el pequeño local de Biloxi quedó pequeño. Las filas de una hora o más los llevaron a abrir una nueva sucursal en el norte de Quito. “Muchos nos dijeron que estábamos locos por abrir un local en la zona de La Mariscal, pero demostramos que la calidad llama”, explica Esteban.
La zona, que antes lucía apagada, hoy se dinamiza gracias al movimiento que genera Camarón Barbosa. Han logrado no solo atraer público, sino que otros negocios se contagien del impulso y reabran los fines de semana. “Eso también es parte del sueño: crecer sin olvidar de dónde venimos ni a quiénes servimos”.
Una cocina con conciencia y pasión
Margarita tiene claro que su cocina es un reflejo de identidad. “Cuidamos la frescura, trabajamos con proveedores directos, respetamos los ciclos del mar. Pero sobre todo cocinamos con amor y pensando en el cliente. Me pongo en sus zapatos: ¿Cómo me gustaría recibir este plato? Ahí está el secreto”.
No se trata solo de comer, sino de conectar. Cada plato en Camarón Barbosa busca emocionar, contar una historia, reivindicar la riqueza marina del Ecuador y la creatividad de su gente.
El siguiente paso: comunidad y sabor
Este año, Camarón Barbosa se consolida como una de las marcas gastronómicas más queridas de la capital. “Vamos por el oro el próximo año, pero no se trata solo de premios. Nuestro enfoque está en crecer con sentido y hacer que más gente se sienta parte de este viaje gastronómico”, concluye Alex.
Camarón Barbosa ya no es solo un restaurante. Es un punto de encuentro, una plataforma de empleo y una inspiración para todo aquel que quiera transformar su vida a través del sabor ecuatoriano.