Una corte surcoreana impuso el lunes una pena de prisión en suspenso de 2 años y medio al heredero de Samsung, Lee Jae-yong, dentro de un caso de corrupción considerado como una prueba para el compromiso del país para acabar con los estrechos lazos entre las elites política y empresarial.
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Lee, hijo único del enfermo presidente de Samsung, había sido condenado a cinco años de cárcel el pasado agosto tras ser declarado culpable de soborno y otros delitos, dentro de un escándalo político que le costó el cargo a la expresidenta del país Park Geun-hye.
El vicepresidente de Samsung se declaró no culpable de las acusaciones de que utilizó fondos corporativos de Samsung para sobornar a Park y a una confidente en un intento de consolidar su control sobre la empresa y facilitar un traspaso tranquilo del poder de su padre.
La fiscalía había pedido una pena de 12 años de prisión ante la corte de apelaciones.
El fallo más indulgente sorprendió a muchos, que esperaban firmeza de la corte de apelaciones.
El veredicto anterior a Lee se interpretó como una ruptura con casos judiciales anteriores criticados por ser demasiado permisivos con los delitos económicos, especialmente de los líderes de los grandes conglomerados surcoreanos que impulsaron la rápida industrialización del país.
“Hasta cierto punto, este caso inició el deseo del público de ver el final de la colusión entre el gobierno y las grandes empresas”, dijo Chung Sun-sup, director de la firma de análisis corporativo Chaebul.com.
Se esperaba que la fiscalía llevara el caso al Tribunal Supremo, la última corte donde se pueden solicitar apelaciones en Corea del Sur.