Llevar registro de la infinidad de contraseñas que se deben utilizar a diario, en un contexto donde prácticamente todo se gestiona mediante un teléfono inteligente, no es tarea sencilla. Redes sociales, correo electrónico, apps bancarias y de citas, sistemas de protección del hogar, tiendas online, plataformas de aerolíneas y hoteles o almacenamiento en la nube son sólo algunas de las cuentas que deben ser programadas con una contraseña.
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El hecho de que los smartphones se han convertido hoy en una billetera electrónica donde se almacena información sensible vinculada a tarjetas de crédito y cuentas bancarias ha generado que los indispensables passwords alcancen tal nivel de complejidad, con un mix de letras en mayúscula y minúscula, números, símbolos, huellas dactilares y en el mejor de los casos reconocimiento facial, que en muchas ocasiones estos no hacen más que complicar la situación y llevar a que olvidemos por completo cómo acceder a determinado perfil.
Probablemente abrumados por semejante nivel de complejidad sumado a la rutina diaria, millones de personas alrededor del mundo continúan apostando, aún en un contexto donde abundan distintas tácticas de robo de identidad y datos personales, a utilizar contraseñas sencillas y fáciles de recordar que en muchos casos son replicadas en una variedad de cuentas.
Al parecer existe una explicación científica a la aversión humana por las contraseñas elaboradas. Según un estudio de el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología basado en Maryland, EEUU, el usuario promedio suele inclinarse por passwords fáciles de adivinar dado que el ser humano cuenta con una capacidad limitada para memorizar una serie complicada de caracteres.
A pesar de los alarmantes casos de filtración de datos personales que tuvieron lugar en 2016 y 2017, miles de personas en EEUU y Europa occidental deciden apostar en la actualidad a la contraseña 123456, la cual se ubica en el puesto número uno del ranking anual elaborado por SplashData que recopiló los peores passwords del año que está por concluir.
La firma a cargo de la investigación recopiló data de más de cinco millones de contraseñas que fueron filtradas por hackers en distintos episodios que tuvieron lugar en 2017 y que involucraron a firmas de la talla de Verizon, Deloitte, Yahoo y Uber. De igual forma que durante los últimos años, tanto la contraseña numérica ascendente anteriormente mencionada como la obvia palabra «password» ocuparon los primeros puestos del listado.
Las otras combinaciones de números y letras que ocuparon el lamentable «Top 10» fueron «12345678», «qwerty», «12345», «123456789», «letmein» o déjame entrar, «1234567», «football» y «iloveyou» o te amo. Entre los nuevos ingresos al ranking se encuentran «monkey» o mono y «starwars», seguramente gracias al estrena de la última película de la popular saga.
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«A pesar de que el último episodio de la franquicia Star Wars sea un fantástico producto, elegirlo como un password es algo muy peligroso» dijo Morgan Slain, CEO de SplashData Inc. «Los hackers están utilizando términos de la cultura popular y los deportes para ingresar en las cuentas ajenas dado que saben que muchos utilizan esos passwords fáciles de recordar» agregó.
Las cada vez más comunes filtraciones de datos sensibles obligan a utilizar contraseñas poderosas compuestas de múltiples palabras aleatorias o números mezclados con otros caracteres, pero también resulta fundamental no utilizar el mismo password para más de una cuenta.
Aplicaciones para la administración de contraseñas como 1Password, LastPass o SplashID pueden ayudar a recordar múltiples contraseñas de manera sencilla.
El reporte también destaca que los hombres son casi tres veces más propensos a utilizar contraseñas obvias que las mujeres. En definitiva, independientemente del género, tal vez sea buena idea proponerse aumentar la seguridad de nuestras contraseñas como meta para el año que está por comenzar.
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