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Imagen revela secretos galácticos de un miembro del cúmulo de Fornax

Las distorsiones gravitatorias de su pasado turbulento han dejado su huella en la estructura lenticular, con una forma intermedia entre las galaxias elípticas difusas y las conocidas galaxias espirales como la Vía Láctea.

(J-C CUILLANDRE/CANADA-FRANCE-HAW/Getty Images/Science Photo Libra)

Un equipo internacional de astrónomos ha captado una imagen sin precedentes por su detalle de la galaxia lenticular NGC 1316, miembro del cúmulo de Fornax, y de su delicada estructura de bucles, arcos y anillos, informó hoy, 25 de octubre de 2017, el Observatorio Austral Europeo (ESO) desde su sede alemana de Garching.

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Esta deslumbrante imagen profunda del cúmulo de Fornax -uno de los cúmulos de galaxias más ricos y cercanos a la Vía Láctea-, tomada con el telescopio de rastreo (VST) instalado en el Observatorio Paranal de ESO de Chile, revela también una miríada de objetos tenues junto con una débil luz intracumular.

El miembro quizás más fascinante del cúmulo sea NGC 1316, una galaxia con una historia muy movida tras nacer por la fusión de varias galaxias más pequeñas, señala el comunicado.

Las distorsiones gravitatorias de su pasado turbulento han dejado su huella en la estructura lenticular, con una forma intermedia entre las galaxias elípticas difusas y las conocidas galaxias espirales como la Vía Láctea.

Las fusiones que formaron NGC 1316 generaron un flujo de gas que alimenta a un exótico objeto astrofísico en su centro: un agujero negro supermasivo con una masa de aproximadamente 150 millones de veces la del Sol.

A medida que acrece la masa de su entorno, este monstruo cósmico genera chorros de partículas de alta energía inmensamente potentes, que a su vez dan origen a los característicos lóbulos de emisión que se ven en longitudes de onda de radio, haciendo que NGC 1316 sea la cuarta fuente de radio más brillante del cielo.

Esta galaxia ha albergado también a cuatro supernovas que al tener un brillo muy definido pueden utilizarse para medir la distancia a la galaxia anfitriona, en este caso 60 millones de años luz.

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Las grandes ondas, bucles y arcos embebidos en la envoltura exterior cargada de estrellas, huellas del pasado aventurero de NGC 1316, fueron observadas por primera vez en la década de los 70 del siglo pasado.

Esta galaxia sigue siendo hoy un campo activo de estudio para los astrónomos, que usan las últimas tecnologías -en este caso del VST, instalado en el telescopio de largo alcance (VLT)- para observar los detalles más finos de su inusual estructura.

Esta nueva imagen fue tomada como parte del Sondeo Profundo de Fornax, un proyecto liderado por Enrichetta Iodice (INAF-Observatorio de Capodimonte, Nápoles, Italia), que busca proporcionar un estudio profundo y multi-imagen de este cúmulo y cuyos resultados han sido presentados en la revista «Astrophysical Journal». EFE

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