La pobreza menstrual, entendida como la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre salud menstrual e infraestructura para gestión de los desechos, es una problemática de la que se habla muy poco en América Latina, señaló este jueves la organización no gubernamental Plan Internacional.
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La gestión de la menstruación es una posibilidad que no está al alcance de todas las mujeres, anotó en un comunicado la entidad, en el que además recordó que el 28 de mayo -Día Mundial de la Salud Menstrual- es una oportunidad para hablar sobre los problemas generados por la falta de educación sobre el tema y la importancia que tiene en la vida de quienes atraviesan su ciclo menstrual.
Para Rossana Viteri, directora de Plan International Ecuador, la pobreza menstrual es una derivación de la pobreza económica.»Las desigualdades sociales que existen en el país provocan que muchas niñas y adolescentes que no cuentan con los recursos necesarios gestionen su menstruación con métodos no adecuados o, incluso peor, no puedan gestionarla y su vida se vea afectada, por ejemplo, dejando de asistir a la escuela», dijo.
De acuerdo a Plan Internacional, en Ecuador se calcula que las mujeres gastan un promedio de 42 dólares solo en toallas sanitarias al año, un costo alto especialmente en aquellas familias con ingresos básicos y en las que hay más de 2 mujeres.Según datos recabados por Plan International, en América Latina y el Caribe el costo promedio de un paquete de toallas higiénicas de 10 unidades es de 1,87 dólares.
Este insumo equipara en precio a otros productos alimenticios como víveres y enlatados, lo cual coloca a niñas, adolescentes y jóvenes mujeres -especialmente cuando se encuentran en condiciones de vulnerabilidad- en el dilema de escoger entre comprar alimentos o adquirir toallas sanitarias, anota en un comunicado.
El panorama es todavía más crítico en Venezuela, debido a que el precio de un paquete de toallas sanitarias puede superar la cuarta parte de un salario mínimo. Plan International identificó que los principales tabúes en la región señalan erróneamente que la menstruación es algo «sucio» y que las niñas y adolescentes que lo atraviesan no pueden realizar actividades.
La ONU -se lee en el comunicado- estima que 1 de cada 10 niñas faltan a la escuela durante la menstruación y señala que los mitos existentes pueden provocar que muchas de ellas lleguen a sentir vergüenza y tengan conflictos en su desarrollo, empoderamiento y ejercicio de derechos, como el acceso a la educación.
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Plan International trabaja para promover la salud menstrual de las niñas y adolescentes, a través de la distribución de «kits de dignidad», con elementos para la gestión del ciclo menstrual y la promoción de alternativas eco-amigables, como la copa menstrual y las toallas sanitarias reutilizables.
Además, impulsa campañas educativas en materia de salud sexual y reproductiva para empoderar a las niñas y adolescentes y romper prejuicios. Plan International formula constantes llamados a los gobiernos para que implementen políticas que permitan a las menores acceder a instalaciones dignas y seguras y contar con los suministros necesarios para la gestión de su menstruación, haciendo hincapié en el rol vital que juega la educación en el tratamiento de esta problemática.