India registró más de 320.000 nuevas infecciones de coronavirus el martes mientras empezó a recibir ayuda de otros países para hacer frente al brusco repunte de contagios y muertes que ha azotado al país y a su colapsado su sistema de salud. Además, el Ministerio de Salud reportó también 2.771 decesos en las últimas 24 horas, lo que supone que alrededor de 115 personas sucumbieron a la enfermedad cada hora.
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Con esto, la cifra de víctimas mortales en el país asciende a 197.894, por detrás de las registradas en Estados Unidos, Brasil y México. Los expertos dicen que el conteo oficial probablemente esté por debajo del real.
Los 323.144 nuevos positivos confirmados el martes elevaron el total nacional por encima de los 17,6 millones de enfermos, una cifra solo superada por Estados Unidos. Tras cinco días, frenó la tendencia de batir el récord de contagios en un único día en todo el mundo, pero la caída es más un reflejo del descenso de las pruebas de detección durante el fin de semana que de la contención de la pandemia.
El vocero del Ministerio de Exteriores, Arindam Bagchi, tuiteó el martes fotos del primer envío de ayuda médica llegado a India desde Gran Bretaña, que incluía 100 ventiladores y 95 concentradores de oxígeno.
Otras naciones como Estados Unidos, Alemania, Israel, Francia y Pakistán también prometieron ayuda. Se han comprometido a enviar oxígeno médico, pruebas diagnósticas, tratamientos, ventiladores y equipos de protección para ayudar a India a superar una crisis que el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó el lunes de “más que desgarradora».
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El repunte, provocado por nuevas e insidiosas variantes del coronavirus, ha socavado la prematura afirmación del gobierno indio de que había vencido a la pandemia. El país, de casi 1.400 millones de habitantes, sufre una escasez crónica de espacio en las unidades de cuidados intensivos. Los hospitales carecen del suministro de oxígeno médico adecuado y mucha gente se ve obligada a recurrir a instalaciones improvisadas para entierros y cremaciones masivas por la saturación de las funerarias.
En un intento por solventar la escasez de camas, las autoridades indias están recurriendo a vagones de tren, que se han convertido en salas de aislamiento. India también empezó a trasladar por aire tanques de oxígeno a los estados que los necesitan, y trenes especiales con estos suministros recorren el país.
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Por su parte, Japón abrirá un gran centro de vacunación en Tokio y Osaka a partir de finales de mayo en un intento por acelerar su lenta campaña de inmunización para que al menos los ancianos hayan recibido las dos dosis del fármaco contra el coronavirus a finales de julio, dijeron las autoridades el martes.
En ambas instalaciones se administrará la vacuna desarrollada por Moderna, que se espera reciba luz verde del Ministerio de Salud japonés en mayo. Hasta el momento, apenas el 1% de la población ha recibido el fármaco contra el COVID-19. Japón decretó su tercer estado de emergencia en Tokio, Osaka y dos prefecturas cercanas el domingo para tratar de frenar la rápida reaparición del virus a tres meses del inicio de los Juegos Olímpicos.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, se reunió con el director general de la farmacéutica de Maryland Novavax y se comprometió a impulsar la rápida aprobación de su vacuna para el virus, que se producirá en una firma local de biotecnología. Las autoridades surcoreanas esperan que si SK Bioscience fabrica el fármaco de Novavax, esto ayude a aliviar la preocupación sobre posibles problemas de suministro en los próximos meses.
Según las autoridades, SK Bioscience tiene un contrato para fabricar 40 millones de dosis de la vacuna de Novavax este año. La producción podría comenzar en junio y en septiembre podrían entregarse ya hasta 20 millones, que se utilizan por completo a nivel local, agregaron.
SK Bioscience ya está produciendo la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford en su planta en la localidad sureña de Andong.