Con unos 285.000 casos de contagio por covid-19 y al menos 15.779 fallecimientos, Ecuador entra este lunes en su segundo año de pandemia con la expectativa de un pronta llegada de millones de vacunas con las que frenar la enfermedad y retomar las actividades productivas a escala normal.
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Fue el 29 de febrero de 2020 cuando el Gobierno de Lenín Moreno confirmó el primer contagio de una paciente llegada de España dos semanas antes y que dio origen al primer foco, aunque en cuestión de días el epicentro se trasladó a la provincia de Guayas, que vivió entre marzo y abril la peor pesadilla de su historia y pasó a ser la «Wuhan ecuatoriana».
Y es que el último año ha representado para Ecuador uno de los más duros de las últimas décadas, con una confluencia de factores que se convirtieron en la «tormenta perfecta» y doblegaron al país no sólo en el plano sanitario, sino también económico.
La pandemia lo encontraba en una grave crisis económica desde 2019 debido a una abultada deuda y falta de liquidez y los gastos en salud pusieron contra las cuerdas a su Gobierno.
«No sabíamos, nadie sabía en el mundo qué hacer», reconoció Moreno en una reciente entrevista con Efe sobre aquellos primeros días.
La explosión de contagios entre finales de marzo y abril en Guayaquil se originó, en parte, por la falta de cumplimiento entre la población de las medidas introducidas por el Ejecutivo en su decreto de emergencia del 16 de marzo, que impuso el confinamiento absoluto, además de al regreso de miles de ecuatorianos de España y EE.UU. por el verano austral.
Según información procesada por el Grupo One Health de la Universidad de las Américas (UDLA), el primer fallecimiento se produjo el 13 de marzo de 2020, al que siguieron miles de vidas en una situación de descontrol inicial.
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La presión sobre los hospitales y las morgues de Guayas fue de tal magnitud que las familias comenzaron a sacarlos a las calles para no tenerlos en las viviendas durante días, unas imágenes dantescas que dieron la vuelta al mundo.
La fuerza conjunta para Guayas, creada para conjurar la crisis, reconoció hacia finales de abril un desfase de unos 8.000 muertos entre los enterrados y las cifras oficiales de decesos por covid, alrededor de 500.
Esos meses las provincias más afectadas fueron las de la región Costa (Guayas, Manabí y Santa Elena) para después iniciar un período de crecimiento de contagios con picos esporádicos y alternantes geográficamente.
La tendencia general para el resto del año fue de un aumento progresivo controlado, con aumentos que solían seguir a períodos estivales o de fiestas nacionales.
A inicios de 2021 la contención sucumbió a la Navidad, con un número de contagios a escala nacional que superaron incluso los de la crisis de Guayaquil, aunque el sistema sanitario se encuentra mejor preparado.
CRISIS ECONÓMICA
El confinamiento inicial de 77 días agravó la crisis económica y social, con despidos y hambruna que afectaron a la mitad de la población.
Sectores como el del turismo, los espectáculos o el comercio sucumbieron casi totalmente, y la cooperación internacional se hizo vital para el abastecimiento de insumos médicos como la recuperación económica.
La inyección de 7.000 millones de dólares por el FMI y otros organismos fue crucial para evitar el colapso de las arcas nacionales, mientras la Cancillería apelaba a la cooperación para conseguir pruebas PCR, respiradores y material sanitario y de protección.
Según la Cepal, el daño al PIB ecuatoriano en 2020 ronda el 8%, tres puntos por debajo de lo inicialmente calculado.
FRONTERAS Y COLEGIOS
A la situación económica afectó también el cierre de fronteras terrestres, así como el de las actividades escolares.
Aunque desde el verano Ecuador permite la llegada de aviones comerciales, sus fronteras con Colombia y Perú permanecen cerradas, y no se vislumbra una apertura en los próximos meses.
Igual ocurre con los colegios, aunque en este caso el Gobierno trata desde hace dos meses de poner en marcha un proyecto piloto para la reapertura presencial limitada.
El cierre de escuelas puso de manifiesto las graves diferencias sociales ya que una parte de los alumnos no tienen acceso a educación virtual.
Pero el daño es aún mayor si se tiene en cuenta que miles de colegios en el país andino, sobre todo en las zonas rurales más pobres, sirven además de comedores a los pequeños.
«Avanzar hacia una reapertura segura y progresiva de escuelas debe ser prioridad en el país, para evitar una crisis de aprendizaje y una afectación aún mayor del bienestar de niños y niñas», remarcaba Unicef-Ecuador en un informe emitido hace dos semanas en el que instaba al regreso inmediato presencial de forma progresiva.
VACUNACIÓN
Ecuador espera afianzar la recuperación con la llegada de las primeras vacunas anti-covid, aunque su plan de inmunizar a 9 millones de personas (60 %) se ha visto retrasado considerablemente.
Hasta ahora han llegado unas 40.000 dosis para protección de personal de primera línea y centros geriátricos (fase 0).
El retraso, según Moreno, se debió a una reestructuración de la fábrica de Pfizer en Bélgica, pero asegura que en los próximos meses llegarán en cantidades mucho más grandes, sobre todo entre mayo, julio y julio.
En total, Ecuador ha previsto unos 200 millones de dólares para la vacunación que, mientras tanto, ya se ha cobrado a su primera víctima: el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.
Este renunció el viernes en medio de acusaciones de privilegiar a allegados y ante un más que previsible juicio político en la Asamblea Nacional.
Su antecesora, Catalina Andramuño renunció al cargo el 21 de marzo, al inicio de la pandemia en el país.
Con información de EFE