Siete meses en “silencio” aguanto Úrsula Bahillo la violencia que ejercía sobre ella su expareja, el policía Matías Ezequel Martínez. Las constantes agresiones, que luego se enteraron sus amigas y familia, desembocó en el asesino barbárico de la joven de 18 años.
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El lunes por la noche, Bahillo fue asesinado a cuchilladas en una zona rural de Rojas, Buenos Aires. La autopsia preliminar reveló que la joven recibió al menos 15 puñaladas en la espalda, torso y cuello.
Según estos datos, los investigadores asumen que el ataque comenzó por detrás, y cuando la joven intentó escapar, el agresor al sujeto para continuar apuñalándola en reiteradas ocasiones.
El victimario, Matías Ezequiel, fue encontrado con heridas dentro de su auto; estaba junto a un cuchillo de carnicero con mucha sangre. La Fiscalía, trata de investigar si las heridas que tiene el asesino fueron para suicidarse o producto del forcejeo.
Martínez podría ser juzgado hasta con cadena perpetua. Autoridades solo esperan que sea dado de alta en el centro de salud que reside para empezar con el proceso de este caso de femicidio que puso en vilo a Argentina.
Además, se viralizaron conversaciones de la joven en las cuales les contaba a sus amigas las agresiones que padecía: «Me callé siempre hasta que me vi muerta, por eso lo denuncié», se lee en una captura de pantalla.
En cuanto al acusado, ya había recibido denuncias previas por violencia de género, e incluso debía ir a la Fiscalía para responder preguntas por otros casos. Belén Miranda, otra expareja de Martínez, también asegura haber recibido hostigamientos.
De hecho, ella misma estaba en contacto con la víctima, y se intercambiaban mensajes para apoyarse mutuamente: «Se va a caer», le dijo Úrsula en uno de ellos, mencionando una habitual consigna feminista en contra del patriarcado, cuando acababa de hacer la denuncia de manera formal.
