Dentro de esta pandemia se ha conocido a un porcentaje grande de personas que contrajeron COVID-19 pero que no desarrollan ningún síntoma. Hoy, los investigadores daneses han descubierto la respuesta a este misterio y está en el mismo virus SARS-CoV-2.
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Este nuevo estudio descubrió que el coronavirus puede ocultar su genoma para que no sea reconocido. La clave está en los llamados macrófagos alveolares, que determinan la rapidez con la que se puede producir una respuesta inmune a una infección por COVID-19.
Los macrófagos alveolares pueden ser los primeros que se encuentren con el virus del SARS-CoV-2 durante una infección y su reacción a este tiene un impacto profundo en el resultado de la infección.
Este hallazgo fue publicado en la revista EMBO Reports. Allí se encuentra toda la investigación. El estudio demuestra que el virus SARS-CoV-2 es capaz de ocultar su material genómico para que no sea reconocido en los macrófagos alveolares, sin inducir así la producción de interferones en las células epiteliales infectadas.
Es por eso, que es importante la detección de un paciente asintomático para frenar la expansión del covid-19, pero también sería necesario controlar la transmisión de pacientes que ya superaron la enfermedad pero siguen siendo portadores del virus.
El Polliclinico Universitario Fondazione Agostino Gemelli de Roma (Italia) indica que cerca del 17% de los pacientes que se consideraron totalmente recuperados de COVID-19 dieron positivo para el virus en las pruebas de seguimiento. Lo que sugiere que no se debe subestimar la persistencia de síntomas y que se deben evaluar adecuadamente en todos los pacientes que se consideran recuperados de COVID-19.
«Nuestros hallazgos indican que una tasa notable de pacientes recuperados con COVID-19 podría seguir siendo portadores asintomáticos del virus. La principal pregunta para la contención de la infección pandémica del SARS-CoV-2 que aún debe ser respondida es si la presencia persistente de fragmentos de virus significa que los pacientes siguen siendo contagiosos», explica el líder del estudio, Francesco Landi.