“Mi Escondite, es el resultado de un trabajo familiar, de la fortaleza y de mucho sacrificio de mis padres y del apoyo incondicional de nosotros sus hijos, pero, sobre todo, del impulso de mis abuelitas, quienes los empujaron a salir adelante”, comentó Fernanda Tacuri, hija de Jorge e Inés, propietarios del primer local ubicado en el sector de las 4 esquinas en Ricaurte.
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Hoy en día, Mi Escondite, también está ubicado en el centro de Cuenca y es administrado por Jorge Israel Tacuri junto con su esposa Jéssica Torres, quienes mantienen la tradición gastronómica de este espacio.
Y es que este restaurante tiene historia, y una muy linda que contar.
Fernanda con mucho orgullo en sus palabras contó a METRO que este espacio nació de la idea de sus abuelitas Teresita y Virginia, quienes llegaron a su casa, lo que hoy es el restaurante de sus padres, cada una con un saco y 10 cuyes, para que sus padres inicien con el negocio, aún sin saber de como arrancar y mucho menos con un capital económico con el que iniciar.
Hace 24 años el restaurante era nuestra casa, el lugar donde jugábamos a las escondidas, donde la familia se reunía, es ahí donde nació el sueño de mis padres, convirtiéndonos a todos, en administradores, relacionadores públicos, asadores, cocineros y meseros, todos apoyamos y gracias a ese esfuerzo diario y de días extenuantes, mis padres, nos han convertido en lo que somos ahora, hijos agradecidos.
“Muchos le dijeron “Ñato” -como se conoce a Jorge Tacuri-, ahí en ese lugar no va a funcionar tu negocio porque está ‘escondido’, el trabajo de mi padre se fortaleció más junto a mi madre y hasta en la pandemia supimos fortalecernos para salir adelante”, comentó Fernanda.
‘Mi Escondite’ durante todos estos años ha trabajado para alcanzar su objetivo, ubicarse como el lugar referente para deleitarse de los mejores cuyes del Austro, donde la calidad de sus productos es seleccionada, y para ello además han construido un modelo de negocio, convirtiendo a asociaciones de productores de cuyes de todo el Azuay en sus proveedores, garantizando trabajo a muchas familias que viven de esta manera.
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Pero, eso no es todo, en la pandemia se convirtieron en los primeros en ofrecer sus alimentos a domicilio, cumpliendo con todas las medidas de bioseguridad, incluso, ellos mismos, padres e hijos, se convirtieron en los delivery, como manera de agradecimiento a sus fieles clientes, por confiar en sus alimentos, a pesar de la complicada situación que se atraviesa.
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“Esta pandemia nos empujó a reinventarnos y juntos como familia lo hicimos y de eso me siento muy orgullosa. Mi madre es la que siempre siembra fe, y esa misma fe nos tiene en pie y recibiendo a nuestros clientes en nuestra casa, porque ‘Mi Escondite’ es eso, la casa de todos”, agregó Fernanda.
Como toda buena casa, el buen sabor son su legado, aquí sus aliños tienen su secreto, mismo que dejaron sus abuelitas, ‘aquellas que los impulsaron’.
Y es que comer aquí, en ‘Mi Escondite’ es sumergirse en la tradición imperdible de los cuencanos, comer cuy, entre recuerdos, y aquí se mantienen todos, sintiendo el calor familiar.