Estudiosos del Imperial College London y otros investigadores británicos informaron el martes que preparan un polémico experimento. Infectarán a 90 jóvenes voluntarios sanos con COVID-19 para estudiar la enfermedad, con la esperanza de acelerar el desarrollo de una vacuna que pudiera poner fin a la pandemia.
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Ensayo de desafío
El programa, descrito como un ensayo de desafío, es arriesgado, pero sus promotores informaron que podría producir resultados más rápido que el enfoque habitual, que es esperar para ver si los voluntarios que han recibido un tratamiento experimental enferman.
El gobierno estaba preparándose para invertir 33,6 millones de libras (43,4 millones de dólares) en el estudio.
Este tipo de investigación, conocido como estudio de desafío en humanos, se utiliza con poca frecuencia porque algunos cuestionan la ética de infectar a individuos que de otro modo estarían sanos.
Sin embargo, los investigadores británicos dicen que el riesgo está justificado porque tales estudios tienen el potencial de identificar rápidamente las vacunas más eficaces.
Y así ayudar a controlar una enfermedad que ha matado a más de 1,1 millones de personas en todo el mundo.
Infectar a voluntarios
“Infectar deliberadamente a los voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se hace a la ligera”, dijo el profesor Peter Openshaw, c-investigador del estudio.
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“Pero tales estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como el COVID-19″, agregó.
Los estudios de desafío en humanos se han utilizado para desarrollar vacunas para enfermedades como la tifoidea, el cólera y el paludismo.
El Imperial College London dijo el martes que el estudio, en el que participarán voluntarios sanos de entre 18 y 30 años, se realizará en colaboración con el Departamento de Estrategia Industrial, de Energía y Negocios, el Royal Free London NHS Foundation Trust y hVivo, una empresa que ha hecho pruebas diagnósticas del virus.
La primera fase del polémico estudio
En la primera fase, los investigadores intentarán determinar el nivel más pequeño de exposición necesario para provocar la enfermedad.
Después, los investigadores utilizarán ese modelo para estudiar cómo actúan las posibles vacunas en el organismo, la respuesta inmune del cuerpo y posibles tratamientos.
El estudio mejorará la comprensión del virus y ayudará a tomar decisiones sobre investigación, afirmó Kate Bingham, que dirige el equipo del gobierno británico encargado del desarrollo de vacunas para el COVID-19.