Variaciones de caída en el curso de ríos y afluentes en la cuenca del Coca, en la Amazonía, amenazan carreteras y puentes en toda la zona, algunas de las cuales ya se han visto afectadas por un fenómeno de avanzada erosión regresiva.
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«El fenómeno que está teniendo el río es de una estabilización en su pendiente, dado que ya no existe la cascada de San Rafael y obviamente el río está buscando un nivel de estabilización a lo largo de estos kilómetros que tiene desde la cascada aguas arriba», explicó a Efe el geólogo Pablo Melo.
Se refería al desplome en febrero de la que era la cascada más alta y bella del país, lo que está creando nuevas condiciones en la zona.
El desplome fue atribuido por grupos ecologistas a la construcción hace cuatro años de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, en el límite de las provincias de Sucumbíos y Napo, cerca del volcán Reventador.
Se trata de la central hidroeléctrica más grande del país, que debe abastecer el 35 por ciento de sus necesidades pero que, según los ecologistas, está bloqueando el flujo del agua y, con ello, cambiando la sedimentación en los cursos fluviales.
AUSENCIA DE SEDIMENTOS
La ausencia de sedimentos provoca que el flujo sea más rápido y los cauces más débiles, por lo que en sus violentos giros de descenso carcomen las paredes.
Melo, que representa a una empresa de monitoreo morfológico e hidrodinámico de una petrolera en la zona, indica que se trata de un fenómeno que puede venir ocasionado por causas naturales.
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«No se sabe a ciencia a cierta, se están haciendo estudios. Tendríamos que analizar el impacto que tuvo el represamiento o este vertedero que tenemos de Coca Codo Sinclair, que está a unos 12 ó 13 kilómetros antes de la cascada. Habría que analizar qué impacto tiene en términos de sedimentos», sostuvo.
Y abundó que lo que «sí es claro es que hay un cambio en la carga de sedimentos en el río que pudo haber incidido» en la erosión regresiva.
La erosión, a lo largo de siete kilómetros , ha llegado hasta el llamado puente Ventana-2, y «es probable que pueda verse afectado en los próximos meses», según el geólogo, pero no es la única infraestructura en peligro.
El sábado, el desplome de tierra en el cauce hizo colapsar la carretera que conecta las ciudades de Baeza y Lago Agrio.
LA EROSIÓN AVANZA
Fotografías aéreas tomadas este viernes y cedidas a Efe por la empresa estatal Petroecuador muestran los cambios del curso fluvial y un avance imparable de la erosión.
En varias de ellas se aprecia como el desplome de tierra se acerca cada vez más a los pilares de varios puentes, poniendo en peligro su estabilidad, así como la de carreteras construidas cerca del cauce.
El fenómeno afecta no solo al río Coca sino a pequeñas afluentes que hay por toda la zona, que en su conjunto forma parte de la cuenca Amazónica.
A esta erosión, algunos grupos relacionan también el derrame de crudo del pasado 7 de abril en la Amazonía, cuando tres oleoductos se rompieron a causa de un corrimiento de tierras que contaminó al menos dos ríos y dejó sin agua potable a decenas de miles de indígenas en la zona.
El lunes, un tribunal de la Amazonía sentenciará en una acción de protección solicitada por los indígenas para que se apliquen medidas cautelares por las responsabilidades atribuibles al Estado y a las petroleras responsables de los oleoductos, proceso en el que han alegado que fueron alertadas por expertos sobre la inestabilidad de la zona, por su cercanía con el volcán activo Reventador y su alta actividad sísmica.
No obstante, Gonzalo Uquillas, gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), responsable de la hidroeléctrica, asegura que los estudios han determinado que la erosión no se genera por la construcción de la hidroeléctrica.
REMEDIOS
En julio el Gobierno de Ecuador anunció que acometerá trabajos de mitigación con muros de contención donde sea necesario, a fin de restaurar la zona de los peligros que representa la erosión.
A cargo del proyecto están la Celec, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y Petroecuador.
El proyecto requerirá una inversión de unos 20 millones de dólares, e incluye la construcción de «rampas de enrocado» y la ampliación del cauce del río Coca para disminuir la velocidad de su caudal y mitigar la erosión.
Pero hasta octubre no estarán listos los planes para comenzar las obras.
De forma paralela, Petroecuador inició en julio la construcción de la nueva variante de su oleoducto que cruza por el sector, para evitar nuevos derrames.
El problema, no obstante, no parece tener una remediación inmediata.
«Los ríos, sobre todo los de cordillera, tienen una dinámica bastante fuerte, tienen zonas donde se alimentan de sedimentos y donde depositan sedimentos, y esto cambia a lo largo de los años», precisa Melo, para quien el fenómeno «requiere mayor tiempo para encontrar esas dinámicas».
«Probablemente haya sido la falta de profundidad en la comprensión de estos fenómenos lo que ahora nos pasa factura», concluyó.