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Exenfermera de Hugo Chávez habría guardado oro en una bóveda secreta

La exenfermera y extesorera de la Nación Claudia Díaz y su esposo están bajo investigación en España y Venezuela exige su extradición

La agencia Associated Press (AP) reveló este lunes 3 de agosto que Claudia Díaz, extesorera de Venezuela y quien fue enfermera del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, tuvo acceso a los registros judiciales de Liechtenstein, un principado de habla alemana ubicado entre Austria y Suiza, en el que se evidencia que la exfuncionaria venezolana habría comprado unos 250 lingotes de oro -valorados en más de $9,5 millones- a través de una compañía fantasma establecida en San Vicente y las Granadinas.

Al parecer, las barras de oro –con un peso aproximado de 2,2 libras– se almacenaron en una bóveda privada dentro de Liechtenstein que estarían disponibles para ella y su hijo después de que este cumpliera 18 años. La investigación arrojó que años más tarde, una parte de esos lingotes habría sido vendida por un representante de Díaz y los ingresos depositados en un banco suizo.

Las transacciones actualmente están en investigación sobre cómo esas empresas de maletín y banqueros poco fiables hicieron estos movimientos que convirtieron al país en uno de los más corruptos del mundo. «Si bien se estima que hasta $ 300 mil millones han sido saqueados de las arcas estatales de Venezuela en dos décadas de gobierno socialista, la comprensión de los investigadores sobre cómo se lavó el dinero sucio aún está emergiendo», dice el texto.

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Sancionados por Estados Unidos

Además de la investigación en Liechtenstein, Claudia Díaz y su esposo, Adrián Velásquez, han sido sancionados por EE.UU. por su presunta participación en un esquema monetario de $2.4 mil millones y son identificados como conspiradores no identificados en una acusación federal de Miami contra el predecesor de Díaz, -Alejandro Andrade- como tesorero. Los fiscales españoles también están investigando su compra de un apartamento de $1.8 millones en Madrid.

Ismael Oliver, el abogado madrileño de Díaz y su esposo, dijo que sus clientes «no tenían conocimiento, oficial o de otro tipo», de la investigación realizada por Liechtenstein. «Ella niega radicalmente haber tenido lingotes de oro o cualquier cuenta bancaria en Liechtenstein», dijo Oliver.

El banquero suizo Charles-Henry de Beaumont, que trabajó en la Compagnie Bancaire Helvetique SA (CBH), con sede en Ginebra, es clave en la investigación contra Claudia Díaz en la arista de Liechtenstein, ya que el hombre sería el responsable de hacer transferencias de todos los funcionarios venezolanos a cuentas en Suiza mientras la extesorera supervisaba las finanzas de Venezuela en la OPEP.

Díaz era prácticamente desconocida hasta que ella y su esposo, un exasesor de seguridad de Chávez, aparecieron en 2016 en la filtración de documentos financieros secretos conocidos como los Papeles de Panamá, que proporcionaron una mirada a cómo algunas de las personas más ricas del mundo esconden su dinero. Las autoridades allanaron su casa en Caracas y confiscaron lo que describieron como una colección de autos de lujo, obras de arte y documentos relacionados con propiedades inmobiliarias dentro y fuera de Venezuela controladas a través de empresas fantasmas.

Díaz, de 46 años, quien fuera suboficial en la fuerza naval venezolana, cuidó de un Chávez enfermo antes de que el líder venezolano muriera de cáncer en 2013. En 2011, Chávez la nombró tesorera nacional de Venezuela. Fue reemplazada cuando Maduro, sucesor de Chávez, fue elegido en 2013. Díaz y su esposo, Adrián Velásquez, viven actualmente en Madrid, donde fueron arrestados brevemente en 2018 tras una petición venezolana.

Los lingotes de oro que presuntamente le pertenecen a Díaz representan apenas una pequeña fracción del monto total saqueado de Venezuela. Pero son un símbolo poderoso de la avaricia ilimitada que alimentó a una cantidad de intermediarios, desde administradores de activos de abolengo hasta algunos de los bancos más antiguos de Europa.

Los lingotes de oro se mantuvieron dentro de la bóveda privada número G1, en Liemeta AG, que Díaz alquiló en 2014 por unos 20.000 francos suizos (21.700 dólares) al año, según la solicitud del juez Roger Beck del tribunal en Liechtenstein. El acceso a la bóveda estaba restringido a Díaz y su joven hijo después de que cumpliera 18 años.

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