Por primera vez desde que en marzo detectó la presencia de la enfermedad en su territorio, Cuba no registró en las últimas 24 horas ningún contagio. Se convierte en el primer país en América que no registra casos de COVID-19 en un día. Las autoridades piden a los ciudadanos que no bajen la guardia.
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«Por fin llegó el día que tantos ansiábamos, pero no puede ser motivo para relajarse, las medidas se mantienen. Seguimos contando con el pueblo cubano para ganarle a esta pandemia», tuiteó el director de Epidemiología del Ministerio de Salud, Francisco Durán.
Desde el 11 de marzo, cuando se reportaron los tres primeros casos, los contagios en Cuba suman 2.446 y los muertos, 87 -dos de ellos en los últimos 30 días-.
Pese a que los datos son esperanzadores, Durán advirtió que es probable que se detecten nuevos contagios, por lo que el rastreo intensivo y las pruebas aleatorias seguirán en marcha. Algo especialmente importante dado el alto índice de casos asintomáticos.
Cifras en Cuba
Las autoridades siguen realizando pruebas en todo el país. La Habana se ha mantenido en epicentro de la enfermedad. En casi todo el resto del país no se registran casos locales desde hace más de un mes.
La víspera se estudiaron en los laboratorios cubanos 2.914 muestras, por lo que Cuba acumula 229.357 pruebas PCR y test rápidos realizados.
Cuba tiene una tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes de 0,6 y en las provincias de La Habana y Mayabeque -las únicas que reportan casos en las últimas dos semanas- es de 3,14 y 0,26, respectivamente.
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El número de casos activos en este momento es de 38, la cifra más baja de las últimas semanas y todos con evolución clínica estable.
No hay pacientes graves y desde hace 24 días no se reporta ninguno en estado crítico. El número de personas recuperadas es de 2.319 personas, lo que supone un porcentaje del 95 %.
Los casos sospechosos también ingresados en centros sanitarios son 123 y otras 135 personas permanecen en sus domicilios bajo la observación del programa de Atención Primaria de Salud.
¿Qué medidas se tomó?
La isla, donde el confinamiento nunca fue obligatorio, comenzó a doblegar la curva de propagación a mediados de mayo con una estrategia epidemiológica basada en el rastreo y hospitalización de los casos positivos y sospechosos, y del aislamiento en centros estatales de los contactos de ambos.
Las medidas vigentes en los últimos meses, algunas de las cuales se han ido levantando o suavizando desde el comienzo de la desescalada, han incluido el uso obligatorio de la mascarilla, la paralización completa del transporte público, el cierre de los negocios no imprescindibles y la cancelación de espectáculos y otros eventos públicos.
Sin embargo, el cierre de las fronteras aéreas y marítimas se mantiene a pesar de que el plan de desescalada prevé su reapertura en la tercera y última fase, que rige desde este lunes en todo el país excepto en La Habana, que permanece en fase 1, y su vecina provincia de Mayabeque, en fase 2.
A excepción de la capital y Mayabeque, en el resto de la isla no se registran casos desde hace más de 28 días, el equivalente a dos periodos de incubación de la COVID-19.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, informó la semana pasada de que La Habana no pasará a fase 2 hasta que no cumpla de manera sostenida durante 10 días los indicadores epidemiológicos definidos para esa etapa.
La situación de la capital, cuyo aeropuerto es la principal puerta de entrada y salida del país, es lo que ha provocado que en el resto del país no se reanuden los vuelos comerciales tal y como estaba previsto para la fase 3.
Esa tercera fase incluye el restablecimiento a pleno rendimiento de todas las actividades económicas y productivas, así como de los servicios de salud y todos los trámites burocráticos. El uso de la mascarilla en espacios públicos y cerrados sigue siendo obligatorio
Se mantiene asimismo la suspensión de carnavales y otras festividades de asistencia masiva y la limitación de los servicios que ofrecen los centros nocturnos.
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