Ha pasado casi una semana de un increíble hecho que impactó a la comunidad científica y habitantes de la tierra del sol naciente, Japón. Testigos habrían escuchado el sonido de la explosión de un meteorito en la atmósfera de este país.
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Varios segundos duró el destelló producto del estallido del objeto celeste. Este fue detectado por una estación de monitoreo de infrasonido del Sistema Internacional de Vigilancia a unos 1 150 kilómetros de distancia de Kanto, Tokio, donde ocurrió el fenómeno.
Según los primeros datos recogidos por la Organización de Meteoros, la energía liberada producto de la explosión fue equivalente a 150 toneladas de TNT. Mientras que su posible tamaño y masa responden a 1,5 metros de diámetros y 5,5 toneladas.
Daichi Fujii, supervisor del museo de Hiratsuka, en la prefectura de Kanagawa, captó el paso del bólido con una cámara instalada en su casa. El objeto celeste cruzó el cielo del oeste al este, según comentó a The Japan Times.
Este tipo de fenómenos no son para nada extraordinarios, ya que nuestro planeta está en constante interacción con el espacio exterior. Se estima que cada año caen a la Tierra unos 500 meteoritos pequeños, la mayor parte se precipitan al mar.
El peligro es mínimo; en los últimos dos siglos sólo se han documentado un centenar de casos de impacto de estos cuerpos contra seres humanos, animales y objetos hechos por el hombre.
Sin embargo, una vez cada pocos cientos de años entra en la atmósfera un NEO de unos 70 metros de diámetro, similar al de Tunguska en 1908, que sin llegar a impactar contra el suelo explotó a 8.000 metros de altura y arrasó más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosque siberiano.