El ataúd con el cadáver de una persona murió con síntomas de COVID-19 hace casi una semana. Fue colocado por sus familiares en medio de la calle en Cochabamba, Bolivia, a fin de llamar la atención de las autoridades y para que fuese enterrado tras el colapso de servicios funerarios en esa ciudad.
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Ese tipo de medidas se está repitiendo en Cochabamba que se ha vuelto una zona critica después que los cadáveres se acumulan para ser cremados o enterrados debido a que el rápido ascenso de los contagios y fallecidos por coronavirus está copando la capacidad de espacios en el horno crematorio y en el cementerio.
“La familia decidió exponer desde tempranas horas del sábado el cuerpo para que pueda ser enterrado. El cuerpo antes estaba en la casa, pero ya es riesgoso por el posible contagio que puede haber”, dijo a The Associated Press el vecino Remberto Arnez.
Explicó que el hombre de 62 años falleció el domingo, y que los vecinos apoyaron a la familia con el bloqueo. Los restos del muerto fueron recogidos cuatro horas después por una funeraria que lo llevaría al cementerio.
Las escenas de los féretros en las calles se están repitiendo en la ciudad y aún no se han determinado medias para poder contrarrestarlas. Los residentes de la ciudad se quejan porque aseguran que que no se hacen autopsias a los cuerpos, ni se les hace pruebas para determinar si efectivamente se contagiaron con el virus.
Los trabajadores de los servicios funerarios, por su parte, se declararon en emergencia por el temor a contagiarse.
Por otro lado, la región es un centro de disputa política debido a que la gobernación está a cargo del partido del expresidente Evo Morales, la alcaldía de un partido contrario y el gobierno central de la presidenta interina Jeanine Áñez que busca consenso. Los residentes dicen que esas disputas imposibilitan que se atienda debidamente la salud de la gente.
Los contagios continúan en ascenso en Bolivia. El último reporte del Ministerio de Salud señala que se registraron 1.290 nuevos casos con lo que la cifra acumulada se elevó a 36.818 y 1.320 muertos. Las regiones más afectadas continúan siendo Santa Cruz y Beni, seguidas de Cochabamba y La Paz.