Ecuador es uno de los países con diversidad de flora. Tiene 2.900 plantas medicinales. Y es que el uso de las plantas en nuestra salud, de a poco, vuelve a hacerse habitual entre las familias.
Así lo asegura Sidney Arcentales, un manaba que a lo largo de 18 años ha convivido con la planta dulcamara.
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En ese tiempo ha elaborado un sinnúmero de extractos que se aplican para tratar diversos tipos de dolencias, sanar enfermedades comunes y aquellas que la medicina convencional no las puede curar.
“Ahora la gente quiere volver a sus raíces y ver de donde proceden nuestros alimentos. Las plantas están recuperando su importancia en un mundo donde las cosas marchan no tan bien. pero las plantas expresan mucha vida y paz”, comparte Arcentales.
De hecho, dulcamara científicamente se llama Kalanchoe Gastonis Bonieri en honor a quien la descubrió, Gastón Bonieri, el padre de la botánica sistemática, quien halló la dulcamara en Madagascar y en los grandes lagos africanos.
En Durán, Guayas, Arcentales ha formado un vivero de dulcamara. Ahí siembra, riega y trabaja en la producción de dulcamara.
Él aprendió el manejo de las plantas desde los 5 años de edad.
“Esta planta regenera las celulas del cuerpo humano y es una planta que ha salvado a miles de personas, empezando por la madre de mis hijos que padeció de cáncer”, comparte.
Y, asegura que “durante la pandemia las familias han recurrido a las plantas naturales como lo hacían nuestros antepasados, porque las plantas tienen poderes curativos, bondades que la naturaleza nos regala”.
El consumo de infusiones, cremas y goteros elaborados a base de plantas naturales ha incrementado, demostrando que las plantas medicinales sí tienen beneficios.