Xi Jinping, presidente de China, anunció que Pekín apoya una revisión exhaustiva de la respuesta contra el COVID-19. Además, el mandatario comunicó que la nación asiática ha sido abierta y transparente respecto al brote, que surgió a finales del 2019.
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Xi prometió que Pekín proporcionará USD 2.000 millones a lo largo de dos años para ayudar a países afectados por la pandemia. El dinero deberá enfocarse en los ámbitos económico y social: aplica, sobretodo, para naciones en desarrollo.
El mandatario agregó que toda vacuna que se desarrolle en su país se convertirá en bien público. «Este virus no conoce fronteras ni razas. La comunidad internacional no ha retrocedido ante el virus, nos hemos ayudado mutuamente”, comentó.
«Tras arduos esfuerzos, China ha logrado revertir la situación. En todo momento hemos hecho gala de una actitud abierta y responsable, hemos compartido información con la OMS y algunas de nuestras experiencias sobre el control de la enfermedad», finalizó.
Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU, sostiene que a China deben imponerse costos por el impacto del coronavirus. Pompeo acusó, asimismo, a las autoridades del país asiático de, supuestamente, no haber informado sobre el virus a la OMS de forma oportuna.
Donald Trump, incluso llegó a acusar repetidamente a Pekín de ocultar información sobre el brote. El presidente norteamericano a amenazado a China con «consecuencias» si llega a demostrarse que Pekín fue «conscientemente responsable» de la pandemia del coronavirus.