El fundador de la plataforma WikiLeaks, Julian Assange, rechazó su entrega a Estados Unidos. Él usó el argumento de que las acusaciones de espionaje y fraude informático en su contra por las revelaciones de su portal digital en 2010, que acarrean hasta 175 años de cárcel, están «políticamente motivadas».
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Al inicio en la corte londinense de Woolwich del proceso de extradición, que en su primer tramo durará hasta el viernes. Su abogado, Edward Fitzgerald, dijo que la solicitud de EEUU es «un abuso de proceso» que ignora la cláusula en el tratado extraditorio británico-estadounidense que prohíbe las entregas por «delitos políticos».
EE. UU reclama al australiano para procesarle por 17 delitos al amparo de la ley de espionaje y uno por la ley de fraude y abuso informático por la difusión en 2010-2011, en colaboración con varios periódicos.
Lewis explicó porqué se lo requiere. No es por su labor periodística como argumenta la defensa (negó que sea periodista, aunque tiene el carné), sino por «alentar y ayudar» al exsoldado estadounidense Bradley Manning a obtener ilegalmente información clasificada.
Alegó que, con la difusión de esos documentos secretos, «puso en peligro» la vida de «fuentes e informantes» citados en ellos, lo que la defensa refuta al apuntar que no ha habido ninguna denuncia a ese respecto.
Reapertura del caso
Sobre la motivación política, recordó que EEUU reabrió el caso en 2017 después de que el Gobierno de Barack Obama decidiera no acusar al periodista por el precedente que sentaría para la libertad de prensa y se refirió al hecho de que su cliente fue espiado a petición de Washington por una empresa española cuando estaba asilado en la embajada de Ecuador en Londres.
El abogado dijo que existen pruebas de que Trump ofreció el indulto a Julian Assange si negaba la implicación de Rusia en una filtración de correos electrónicos en 2016 que perjudicó a su rival política, la demócrata Hillary Clinton.
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Incidió en que su cliente no tendrá un «juicio justo» en EEUU, pues la Justicia de ese país ha advertido de que, como extranjero, no estará protegido por la primera enmienda de su Constitución, que garantiza la libertad de expresión.
Fitzgerald, que prevé citar a varios testigos, entre ellos el académico Noam Chomsky, avisó del daño que un confinamiento en EEUU provocaría en la salud de Assange, que padece de «depresión clínica» y «trauma» por su encarcelamiento en el Reino Unido, a menudo en solitario, sin haber sido jamás condenado por ningún delito.
Vestido con un traje gris y el pelo blanco, el fundador de WikiLeaks, apoyado desde la galería del público por su padre, John Shipton, y por decenas de seguidores congregados a las puertas del tribunal, habló para confirmar su identidad y decir que entendía el procedimiento, y en otro momento de la sesión se quejó de que no podía oír bien (al igual que la prensa).
Se prevé que al final de esta semana la jueza Vanessa Baraitser posponga el juicio para ser retomado entre el 18 de mayo y el 5 de junio, tras lo cual emitirá un dictamen que sin duda será recurrido por la parte perjudicada, lo que significa que este proceso podría alargarse años. EFE